En determinadas ocasiones me asombro de las cosas que se me pasan por la cabeza. Mis intereses van variando dependiendo de las mareas o los ciclos lunares, porque si no, no consigo encontrarle significado. Es interesante que desde hace un tiempo no sustituyo unos intereses por otros, sino que los voy acumulando, lo que me hace cada vez más complejo estar al día. Soy una eterna contradicción. No quiero dejar mi contacto con la música, pero quiero ver películas, quiero leer las grandes obras literarias de la Humanidad, pero necesito leer el periódico, quiero escribir en este blog de manera constante, pero sin dejar de lado los relatos cortos, quiero estudiar un máster en Madrid pero sin dejar de lado mi vida en Sevilla... Demasiadas cosas, demasiado complicado compaginarlo todo.
Y todas las cosas, cada una a su manera, me mandan sus reclamos, sus señales., acrecentando mi ya natural incertidumbre y mi falta de decisión en esta vida. Por un lado el 9 en Narrativa me anima a seguir escribiendo, a no dejarlo estancado como siempre, a intentar hacer realidad mis aspiraciones de ser un escritor de verdad. Por otro, la música me manda un tesoro: el hallazgo de una caja repleta de cientos de partituras centenarias en el almacén de la iglesia y la peana de director del coro que tantos años llevaba escondida por un mantel... Cosillas que te hacen revisar cada día lo que quieres que sea de tu vida, que parece que compiten para que te quedes con una de ellas y renuncies finalmente a la otra.
Y dentro de esa lucha por ocupar mi cabeza en algo, en este día de la Hispanidad, me encuentro estudiando uno de los episodios más tristes de España, el asesinato de Lorca, que para mi refleja la barbarie de una guerra que, como todas, aniquila las raíces de la identidad de una nación acabando en su camino con los visionarios de cada época. A punto de que se abra su fosa, sin saber tan ni siquiera si el poeta universal sigue allí, si está enterrado en otro lugar o si su cuerpo fue trasladado en secreto para no desvelar el misterio jamás, yo me encuentro leyendo su biografía, buscando quizá una inspiración para escribir, con esa atracción que he tenido siempre por reinventar la Historia, por escribir lo "que hubiese pasado si...".
Como aquellos que se cruzaron con la historia del gran Federico, sus biógrafos y herederos, yo no puedo quedarme indiferente ante una personalidad tan fascinante aplastada por una conjura de necios que creyeron que la espada era más fuerte que la pluma. Y es ésta sólo una muestra de la pasión que pongo en temas momentáneos que despiertan mi interés. Me encuentro inmerso en todo pero con la sensación del 'rollo de una noche indefinido': disfruto del momento al límite y como si todo lo que hiciese fuese a durar para siempre, pero sin poder comprometerme porque mañana mismo puede cambiar el viento, y puede que tenga que partir hacia otro puerto, aunque aún no sepa cual, a la aventura.
Hace años, en este mismo blog, un compañero de fatigas y alegrías excepcional al que echo demasiado de menos, comentaba fascinado que desearía tener la inquietud que yo muestro por cosas que no tienen nada que ver entre sí. Yo no creo que sea para tanto, de hecho creo que siempre me quedo a medio camino, y que me falta voluntad para investigar todo lo que me apasiona en el día a día. Mi curiosidad se va apagando como una de esas velitas de té que apenas duran dos horas, y siempre me quedo con el mal sabor de boca de no haber sacado jugo a lo que durante tres días llamó mi atención como si me fuera la vida en ello.
Ahora me sobra el tiempo, en esos ratos eternos que ocupan mis jornadas entre los vistazos al correo para ver si hay novedades de Madrid o de cualquier otra parte. Podría ser el momento perfecto para dejarme llevar por ese espíritu bohemio que mi mente cuadriculada y mi carácter tímido y pausado nunca han permitido salir de mí. Podría creerme por unos meses que soy espontáneo y aventurero. Podría engañarme, porque en esta zona franca en la que me encuentro, todo vale.
Se aceptan propuestas descabelladas y castillos en el aire. ¿Quién me ayuda a inventar una vida?
Y todas las cosas, cada una a su manera, me mandan sus reclamos, sus señales., acrecentando mi ya natural incertidumbre y mi falta de decisión en esta vida. Por un lado el 9 en Narrativa me anima a seguir escribiendo, a no dejarlo estancado como siempre, a intentar hacer realidad mis aspiraciones de ser un escritor de verdad. Por otro, la música me manda un tesoro: el hallazgo de una caja repleta de cientos de partituras centenarias en el almacén de la iglesia y la peana de director del coro que tantos años llevaba escondida por un mantel... Cosillas que te hacen revisar cada día lo que quieres que sea de tu vida, que parece que compiten para que te quedes con una de ellas y renuncies finalmente a la otra.
Y dentro de esa lucha por ocupar mi cabeza en algo, en este día de la Hispanidad, me encuentro estudiando uno de los episodios más tristes de España, el asesinato de Lorca, que para mi refleja la barbarie de una guerra que, como todas, aniquila las raíces de la identidad de una nación acabando en su camino con los visionarios de cada época. A punto de que se abra su fosa, sin saber tan ni siquiera si el poeta universal sigue allí, si está enterrado en otro lugar o si su cuerpo fue trasladado en secreto para no desvelar el misterio jamás, yo me encuentro leyendo su biografía, buscando quizá una inspiración para escribir, con esa atracción que he tenido siempre por reinventar la Historia, por escribir lo "que hubiese pasado si...".
Como aquellos que se cruzaron con la historia del gran Federico, sus biógrafos y herederos, yo no puedo quedarme indiferente ante una personalidad tan fascinante aplastada por una conjura de necios que creyeron que la espada era más fuerte que la pluma. Y es ésta sólo una muestra de la pasión que pongo en temas momentáneos que despiertan mi interés. Me encuentro inmerso en todo pero con la sensación del 'rollo de una noche indefinido': disfruto del momento al límite y como si todo lo que hiciese fuese a durar para siempre, pero sin poder comprometerme porque mañana mismo puede cambiar el viento, y puede que tenga que partir hacia otro puerto, aunque aún no sepa cual, a la aventura.
Hace años, en este mismo blog, un compañero de fatigas y alegrías excepcional al que echo demasiado de menos, comentaba fascinado que desearía tener la inquietud que yo muestro por cosas que no tienen nada que ver entre sí. Yo no creo que sea para tanto, de hecho creo que siempre me quedo a medio camino, y que me falta voluntad para investigar todo lo que me apasiona en el día a día. Mi curiosidad se va apagando como una de esas velitas de té que apenas duran dos horas, y siempre me quedo con el mal sabor de boca de no haber sacado jugo a lo que durante tres días llamó mi atención como si me fuera la vida en ello.
Ahora me sobra el tiempo, en esos ratos eternos que ocupan mis jornadas entre los vistazos al correo para ver si hay novedades de Madrid o de cualquier otra parte. Podría ser el momento perfecto para dejarme llevar por ese espíritu bohemio que mi mente cuadriculada y mi carácter tímido y pausado nunca han permitido salir de mí. Podría creerme por unos meses que soy espontáneo y aventurero. Podría engañarme, porque en esta zona franca en la que me encuentro, todo vale.
Se aceptan propuestas descabelladas y castillos en el aire. ¿Quién me ayuda a inventar una vida?
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