viernes, 19 de septiembre de 2008

La Sirenita


Supongo que conoceréis la impresionante película de Disney. La pequeña Ariel, hija del Rey de La Atlántida, princesa de los océanos, y su romance con el marinero Príncipe Eric, Úrsula la bruja del mar, el bonachón del pez Flounder, el chispeante cangrejo Sebastián y demás animalejos que no vienen al caso.

Disney convirtió lo que un día fue una antigua leyenda danesa en una superproducción, una maravilla de la animación, una película de las de llorar (pero llorar de verdad), y sobre todo un magnífico musical a cargo de la batuta de Alan Menken (¿Quién no recuerda Bajo el mar o Parte de tu mundo?).

Lo cierto es que el cuento que un día transcribiera Hans Christian Andersen tras escuchar la tradición popular de los muelles de Copenhague, Disney lo convirtió en más que un cuento de hadas, que se coló en los Oscar, llevándose 2 estatuíllas. Una absoluta revolución, que transformó el mito en una historia dulcificada y colorista. Nada que ver con lo que os narraré a continuación, y que es lo que yo llamo "La metafísica aventura de la desgraciada Sirena de Copenhague".

Digamos que todo sucede tal y como pasa en la película. Ariel traspasa la frontera del agua y se topa con un barco, que de repente se ve inmerso en una tormenta tremenda. Eric cae al agua y Ariel corre a recogerlo, llevándolo directamente a la arena de la playa. Aquí empiezan los cambios. Ariel se enamora perdidamente del Príncipe, al que mira embelesada, pero entonces escucha gente que viene y se tira al agua. El Príncipe nunca llega a verla.

Tras esto, el Príncipe abre los ojos y ve a una de las muchachas que venían a recogerle y se cree que es quien le ha salvado. Vaya por Dios. El Príncipe se enamora de la chica. La Sirenita necesita volver a la tierra, pero no puede hacerlo siendo sirena, por lo que hace el pacto con la bruja del mar, con la que hace un trato: piernas a cambio de su voz. Pero no sólo eso, aparte de estar muda, si el Príncipe se casa con otra, ella morirá (nada de transformarse en sirena, la muerte directamente).

La Sirenita llega a tierra sin saber andar y el Príncipe la despierta en la arena. Le pregunta su nombre, pero ella no tiene voz...Por lo que se la lleva al palacio y la cuida. El Príncipe, que no tiene ni idea de quien es ella (y si se lo hubiese dicho se habría quedado muerto), le habla, sin saber que Ariel está enamorada de él, de la chica, que por lo visto un día se fue y por la que sufre mal de amores. Lo cierto es que cuando la Sirenita está ya "pico y pala" con el Príncipe, que lo tiene ya en el bote, aparece en un barco la otra (ni es la bruja del mar, ni na, simplemente la tía de la playa).

El Príncipe casi que le da una patada en la boca a la Sirenita, y se va con la del barco. La Sirenita se siente muy desgraciada, por lo que en la noche de la bodas del Príncipe, ella mira desde la roca en la que solía apoyarse, pensando que su muerte está cerca. Los nuevos Príncipes, no contentos con dejar a la Sirenita muda y abandonada, la invitan a una fiesta en un barco. La Sirenita, supongo que por la cena gratis, va.

A esto que desde el mar, salen sus hermanas, que le ofrecen un puñal incitándole a matar al Príncipe y salvarse. cae la noche y la Sirenita va hasta el camarote de Eric y su esposa. Saca el puñal, y cuando va a clavárselo, se da cuanta de que es el hombre de su vida, y el puñal cae al suelo mientras ella mira embelesada a Eric dormir. Se acerca y lo besa, sabiendo que es la última vez.

Sube a cubierta de nuevo, y viendo su muerte llegar, se lanza al mar para ahogarse entre las olas. Pero una fuerza invisible la arranca del mar y la eleva hacia el confín de los cielos. Unos seres alados y pequeños le dicen que son las hadas del viento, y que por haber hecho un gesto hermoso de altruísmo, estará en el cielo con ellas y no morirá. la Sirenita llora por primera vez en su vida, mientras ve de lejos al Príncipe en la cubierta del barco buscándola.

El Príncipe se asoma a la baranda del navío y mira al horizonte melancólico. En ese momento el espíritu invisible de la Sirenita baja para darle un último abrazo, que para el príncipe no es otra cosa que una suave brisa marina que le hace sonreír.


Las preguntas después de escuchar esta leyenda son muchas, y se entiende que en la de Disney cambiaran la historia, porque los niños ni entenderían lo de subir al cielo, ni que el Príncipe provocara la muerte de la Sirenita.

Aparte, las dudas que me asaltan la cabeza son: ¿Resucitó la Sirenita? ¿Son ángeles las hadas del viento? ¿Es el amor tan fuerte como para que la Sirenita de la vida por los demás con tal de que sean felices, y se sacrifique por el bien de quien ama, recordándome aunque muy de lejos a cierto hombre de hace 2000 años a quien llevo ahora colgado del cuello?

Todas las mitologías tienen sus Mesías, y muchas de ellas lo demuestran a través de historias de amor, que van de boca en boca y de pueblo en pueblo. Creo que me quedo con la de Disney a pesar de todo. Todos tenemos una película Disney que veíamos cada día cuando éramos pequeños, y la mía es La Sirenita.

Lo siento por dar la brasa!

5 comentarios:

Ismoga dijo...

Yo sí que mataría al príncipe... ¿No era ese el verdadero final de la leyenda de la sirenita de Copenage? Ella lo mata a él y los marineros la matan a ella. Ainsss, que te sale la vena cristiana y me dulcificas las historias que son crueles..

Miguel dijo...

Cuando llegue a mi casa la busqué, y encontré la leyenda en los cuentos de Andersen. Resulta que los que la liaron fueron los de la serie de dibujitos que yo veía...desde luego, es ganas de traumatizar a los niños, asiq yo de dulcificar nada, bonita!! jejejeje

Ismoga dijo...

Claro nen, tu has transcrito, (por usar un verbo), el cuento de Andersen, inspirado en la leyenda, pero tras mirar unas cuantas páginas, lo más que he encontrado es lo siguiente:

"La leyenda cuenta que los cantos de las sirenas embrujaban a los hombres del mar y en la ciudad de Copenhague, un humilde marino fue hipnotizado mientras trabajaba por la voz de una joven sirena. La Sirenita renunció a su inmortalidad a cambio de poseer el aspecto de una mujer. De esta forma, conseguiría mantener el amor de su príncipe."

Todo lo demás, no es sino una historia, un cuento...llámalo X, inspirado a partir de la leyenda, mucho más escueta de lo que a ti y a mi nos habría gustado. En fin pequeño, es lo que hay.

Miguel dijo...

menos mal que no tienes vocacion literaria...si no, el indice de suicidios se dispararia hasta limites insospechados...¬¬

Ismoga dijo...

Jajaja! Me enanta que me contestes en tu propio blog, pero cuando quieras quedamos para tomar un café... ¿no te parece? ¬¬