Hace ya tres días que dio comienzo lo que he comprendido que es el evento flamenco más importante y prestigioso de España, por no decir del mundo. He de admitir que la idea de seguir trabajando en Diario de Sevilla cuando empezase esta XV Bienal de Flamenco me aterraba. Pero resulta que me he encontrado de bruces con un mundo que no sólo me interesa, sino por el que siento mucha inquietud.
En esta primera toma de contacto con artistas de la talla de Cristina Hoyos, Calixto Sánchez, Andrés Marín, Lola Greco, José Mercé, y muchos otros, me he encontrado a mi mismo arrebatado de emoción escuchando una seguiriya...quien me lo iba a decir.
Ayer tuve el inmenso privilegio de asistir a la ópera de Falla "La vida breve", ejecutada de manera magistral por una Sinfónica de Sevilla que no hace otra cosa que ganar en calidad, gracias a la dirección de un Pedro Halffter al que la ópera del gaditano le tocaba demasiado de cerca. Para la ocasión, el Coro Nacional de España entonaba de manera apoteósica y milimetrada las ricas melodías de Falla, y el cantaor José Mercé hacía de cantaor fingido junto a Moraíto Chico en tres intervenciones que arrancaron los aplausos del teatro.
La noche anterior, Manolo Sanlúcar había llenado la Plaza de San Francisco en un homenaje que supo a poco dada la talla del guitarrista, pero en el que se demostró que la ciudad está rendida a sus pies.
La Bienal me está desvelando algo excepcional. Me está descubriendo ese extenso mundo que mi estúpida comodidad me hace no querer ver. El mundo más allá de la cultura que ya conozco. Un mundo del que quiero empaparme, y algún día llegar a ser un hombre que hable con propiedad, y sepa distinguir, como hace Calixto, una voz afillá de una voz de tiple o una de pecho.
Me he dado cuenta que los periodistas saben mucho más de lo que la gente cree. Y de lo que yo mismo creía. Ahora me hallo entre críticos, redactores experimentados que me dejan helado cuando hablan de músicas pop, de danza contemporánea, de conciertos de música antigua, de cine iraní, de cante por soleás...
Y no me quiero ir. Y quiero quedarme para cuando emipece la Bienal de Arte Contemporáneo en octubre, y para el Festival de Cine en noviembre, y para cubrir la temporada de abono de la Sinfónica, y la apertura del nuevo Teatro TNT Atalaya...tantas cosas que antes habría pasado de un plumazo al leer el periódico y que ahora son ilusión.
Todo eso ha despertado en mi esta Bienal de Flamenco de la que espero empaparme hasta sentirme pleno. De broma le he dicho muchas veces a mi compañera: "¡Del periódico voy a salir yo taconeando!". Y pinta bien. Un mes para aprender y para saber escuchar a los que entienden. Ya os contaré cómo va la cosa.
1 comentario:
No te hundas miguelito. te tengo preparado un premio en mi blog. muchas felicidades!
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