Despues de un inquietante enero...qué digo! Un inquietante trimestre! Bueno, pues después de un inquietante trimestre, el fin de los exámenes el próximo viernes anuncia un poquito de calma. No se si fiarme de la tregua, cuando no es por una cosa, es por la otra...y se me pasan los años, y siempre digo que volveré...y no vuelvo.
Y es necesario que vuelva, porque allí el frío seco me regenera el alma, y el trepidante tráfico me llena de adrenalina. La piedra blanca en la que se diseñó la ciudad me trae confianza, y me hace quedarme con la boca abierta al pasar por sus interminables avenidas que desembocan en callejas que conducen a plazas provincianas. Allí fue donde di el paso: decidirme a escribir.
Entre la piedra marmórea de sus columnas en el Paseo del Prado, cruzando las altas verjas del Retiro, sentado a los pies del estanque, oyendo el crujir de las barcas al chocar con el embarcadero, admirando la grandeza de una ciudad rebelde en la pequeña Plaza del Dos de Mayo. Una plaza por la que quise escribir un libro, una historia de guerra, un relato de un héroe sevillano que luchó hasta la muerte en tierra ajena, una muestra de valor como en España quizá la Historia haya visto pocas.
Y en esa misma plaza quise imaginar un Cuartel llamado de Monteleón, del que hoy sólo queda tristemente la puerta, vencida por la metralla del invasor francés. Y fue allí donde decidí, sin saberlo, que merecía Daóiz que alguien supiera quién fue, y que unos siglos después, España se diera cuenta que aun quedan valientes...
Un libro que Pérez Reverte sacó antes que yo...sólo por la casualidad de que celebramos el segundo centenario. Yo no busco honrar fechas...para eso ya están las lápidas. Competir con un académico de la lengua, autor de la serie del Capitán Alatriste, creador de la Sevilla de La Piel del Tambor...quizá demasiado presuntuoso por mi parte...
Pero me lo he prometido a mi mismo. Y el libro de Reverte Un día de cólera está en mi estantería, con la maldición de que sólo podré leerlo cuando escriba el mío. Más de un mes lleva ya y ni lo he mirado. Desde la cama al acostarme, lo miro de reojo con recelo, no quiero que me intimide...y giro la cabeza para seguir rescatando en los libros los trazos de la vida de Daóiz.
Y ahora vuelvo a Madrid, y quiero soñar que soy el primero que cuenta su epopeya. El primero que narra lo que aconteció aquel mediodía de mayo, en el que un pueblo valiente le dió a nuestra Historia oscura Un día de gloria.
4 comentarios:
Yo no quise leer "Un día de cólera", me negué a que fuese uno de mis regalos de Reyes porque no quise cargar con él hasta Irlanda, y a veces me arrepiento. Pérez Reverte siempre consigue como autor lo que después tira por tierra, y pisotea como los caballos de los mamelucos, con su persona.
Antes de haberlo escrito tu libro tiene ya una valía, tenerte a ti como artífice. Aquí tienes un lector (es una promesa que no entiende de plazos).
Un fuerte abrazo.
P.D.- Hay que ver lo que te ha costado retomar el blog, llevo un mes esperando, jajaja.
no sabia q tenias blogspot.... aun no he leido nada, pero pienso leerlo entero! y te comentaree
un besito enorme desde Madrid!
Sarita
si es que eres como los chinos miguelito, empiezas el año bloguero la primera semana de febrero, que no todos pueden describir un día de cólera pero todos tenemos examenes!
En fin, que mientras siga habiendo más memoria que historia, o histéresis, mejor dicho, al paso que van los nacionalistas, nunca estará de más dedicar una pincelada a los que nunca debemos de olvidar, a los que dieron la vida por España. Daoiz es sólo un icono.
Un abrazo!
crack ;-D.
Espero verte pronto y mucho mas.
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