jueves, 26 de mayo de 2011

La cuenta atrás de Sol


La película El bosque, de Night Shyamalan, nos enseñó una dura lección: por mucho que intentes crear una sociedad paralela al margen de esta, al final las maldades del mundo del siglo XXI aparecen, porque es el hombre el que forma la sociedad, y la bondad y la maldad están en su interior y no en el entorno que nos rodea.

Esa misma lección la leí en mis frecuentes visitas al campamento de Sol. Tras una semana, el campamento ha empezado a pecar de los defectos que todos llevamos dentro: los egos que salen a relucir, los egoísmos que cada uno esgrime para defender sus propios deseos y no los de la mayoría, el pillaje, el libertinaje... Una semana después, por el megáfono de Sol avisaban de las más diversas advertencias: rumanos que estaban cogiendo la comida de la cocina para venderla fuera de la plaza, exceso de porros y litronas entre los colchones, robos de carteras, discusiones porque eran demasiadas reclamaciones por parte de los grupos y cada vez menos concretas.

La Puerta del Sol contra la Puerta del Sol. En ella misma está la esencia y la razón de su posible triunfo o su inminente fracaso. La revolución cansa, y después de una semana el campamento está pecando de los mismos errores que lo que critican. La asamblea ya no es tan democrática y se ve a diario condenada a rechazar o aprobar cuestiones que vienen de los intereses particulares de las comisiones: de la abolición de la tauromaquia a libertad para abortar, de la proclamación de una III República a la reforma de la Ley Electoral. Si criticaban el Congreso, han configurado la asamblea de tal forma que hay más mandamases que parlamentarios. Han nombrado secretarios, encargados de las actas, moderadores, becarios, facilitadores, ayudantes, organizadores... Asimismo, han emprendido una guerra sin cuartel y sin sentido contra los medios de comunicación, y a pesar de que los hemos ensalzado como valientes y luchadores, cuelgan nuestros periódicos en una parte del campamento llamada "El rincón de la mentira". Tienen horarios para repartir incluso las mantas y deniegan a los comerciantes de la zona sus derechos a pesar de que están perdiendo dinero por todos lados. Decían que los políticos no los representaban, pero cada vez se parecen más a ellos.

La revolución, esa hermosa utopía que me hizo ilusionarme, se va desinflando. Sol el martes ya no era ni una sombra de lo que fue: ahora deben decidir si es momento de marcharse y morir de éxito o dejar que el tiempo y el acuciante calor vayan desolando el campamento y lo que un día fue una ilusión se convierta en un fracaso.

Es ahora o nunca. No dejéis que los que creímos en lo que hacíais, los que fuimos a Sol a gritar con vosotros por una democracia real, sigamos dejándonos llevar por el desencanto y volvamos a llamaros perroflautas como hacen los medios de ultraderecha. Jugad vuestras cartas, plantaos y definid lo que queréis, el tiempo corre. La revolución ya ha tomado las plazas, ahora es necesario que Sol no se convierta en el circo al que ya se parece -crearon el martes una inútil Comisión de Espiritualidad- y se disuelva para tomar una nueva forma. Tomad los barrios, las instituciones, empapaos de la voz de la calle y dejaros aconsejar por los que bien saben de cambios drásticos. Sabemos que no os casáis con nadie, pero es hora de que os emancipéis, de recuperar nuestro apoyo y de construir juntos un plan de acción. La brújula del reloj de la Puerta del Sol se ha convertido ahora en un temporizador que va marcha atrás. Es el momento de volver a nuestras vidas y trabajar duro por convertir el 15M en más que una anécdota en los libros de Historia. El poder está en nuestras manos: tengamos cuidado de que no nos corrompa.

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