¿Quién quiere vivir una vida solo llena de recuerdos? ¿Quien quiere vivir para siempre sin tener nadie que te encienda una sonrisa cuando veas su nombre en la pantalla del móvil? Los días pasan, la rutina nos arrastra y los detalles se nos van pasando, desapercibidos.
Este año en Madrid, por mucho que digan algunos, estoy recopilando miles de experiencias. Ahora que ha pasado mucho tiempo desde que nos conocimos y que las rencillas están más tensas que nunca, se me vienen a la cabeza todos los momentos bonitos de cuando empezamos a conocernos.
- Contigo volvía en coche, me dejabas en la puerta de mi casa, aunque tuvieras que darle toda la vuelta a la glorieta para dejarme justo en la puerta.
- Contigo que solo hacen falta un par de latas de cerveza en una plaza abandonada de la mano de Dios para pasar las horas riendo sin parar.
- Contigo que un cigarro y una cerveza a medias saben mucho mejor.
- Contigo aprendí de jazz, y me enseñaste todos esos detalles que a mi se me escapan, y me contagiaste tu pasión por esa música improvisada que huele a humedad y vainilla de Nueva Orleans.
- Contigo volví a montar en moto después de tantos años, y sentí el fresco del otoño de Madrid en la cara. Aunque al día siguiente tuviera agujetas en los brazos de agarrarme tan fuerte a las barras para no caerme en medio de Velázquez.
- Contigo aprendí que esperar a que abra el metro no es un suplicio, si mientras ves el sol aparecer por encima del Parque del Oeste con un paquete de palomitas y una buena conversación.
- Contigo fui a tomar café a una cafetería antigua, de esas de zócalos de madera, y probé el mejor chocolate con naranja de Madrid.
- Contigo me escondí de la policía mientras revisaban a los demás en la plaza y los multaban por hacer botellón.
- Contigo hice guardia ante la casa de un estafador desparecido esperando a que saliese, y aprendí que una colilla sobre un charco de aceite ante la casa puede significar que hay alguien dentro y que no quiere abrirnos.
- Contigo me peleé con conserjes de casas de lujo, guardias de seguridad y secretarias de abogados que nunca pueden hablar porque están "en una reunión muy importante".
- Contigo aprendí que las cosas no son importantes si no se viven en grupo, si no hay nadie a quién contárselas.
- Contigo pasé las noches en bares oscuros hasta que nos echaron.
- Contigo peregriné hasta la máquina de café una y otra vez para compartir nuestro sufrimiento y no perder la cordura.
- Contigo aprendí que hay llamadas de teléfono que solo sirven para convertir la tragedia en un consuelo mutuo.
- Contigo supe que nada es blanco ni negro, y que hay vida más allá de El País.
- Contigo mantuve la calma y aprendí términos de Derecho para que no me demandaran a la hora de hacer una crónica de un juicio.
- Contigo aprendí que los toros pueden ser fotografiados, que el albero, los caballos, el asta del toro y el rojo del burladero son una obra de arte a través del objetivo.
- Contigo me sinceré, y por eso te advertí que, aunque al principio me costase arrancar, ya me irías conociendo.
- Contigo escuché ópera, contigo flamenco y contigo heavy metal.
- Contigo hablé de libros, y por eso tengo la estantería cada vez más llena de libros que no hacen otra cosa que engrandecer mi intelecto y mi alma.
- Contigo me abracé cuando todo salía mal y cuando la lagrimilla asomaba por el lado del ojo, fuera el tuyo o el mío.
- Contigo soy mejor, más seguro, mejor periodista, un hombre más cultivado y mejor persona.
Y lo que nos queda...
1 comentario:
estás con alguna y no me lo has dicho? anda, mándame un privado para hacerme a la idea de quién es la afortunada de tanta vida compartida :)
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