Recuerdo una charla hace tiempo, que he repetido en numerosas ocasiones. De si en los medios se publicaban noticias malas de la Iglesia porque somos los chicos malos, porque perseguimos a Roma por cualquier cosa, porque somos así de malvados. Yo pertenezco a ambos lados. No tengo por qué renunciar a un lado por el otro. Es perfecto y compatible.
Hay veces que se cuentan cosas menores porque faltan noticias, pero hay determinadas cosas que SÍ son noticia. Las perversiones de algunos sacerdotes no pueden quedar en el silencio, sobre todo cuando son tan terribles como estas. Ser periodista es contar lo que pasa, no inventarse noticias. Esto ha sucedido, es tremendamente trascendente, y es noticioso. No se pueden justificar las abominaciones con las cosas buenas que hace la Iglesia, y no estamos hablando de la Inquisición ni de las Cruzadas. Esto está pasando en el siglo XXI, y denunciarlo a través de los medios es el primer paso para poner medidas. Al igual que no se puede obviar el Gürtel porque los implicados hayan hecho cosas buenas durante sus mandatos. Lo irregular es noticia, y lo que perjudica a un grupo social representativo, es denunciable, en este caso a través de los medios de comunicación.
Para los que creen que es una persecución, les digo que es una denuncia. Y me parece correcta y necesaria. Iglesia católica, ata corto a tus ovejas descarriadas y no arrojes piedras contra los que ayudan a devolverte al sendero inicial, el de la bondad sin nada más que el puro altruísmo. Aquí os dejo la noticia:
http://www.elpais.com/articulo/internacional/informe/belga/detalla/menores/suicidaron/abusos/religiosos/elpepuint/20100910elpepuint_9/Tes
No hay más que decir. Al menos por ahora. No se pueden destrozar vidas y mirar hacia otro lado.
1 comentario:
La pederastia hay que denunciarla, y por supuesto no porque alguien vaya vestido de monje nos vamos a retractar. Pero que uno viole, o que sean 400 en 20 años, no los hace a todos violadores. Sin embargo, a la vista está que la forma de elaborar las noticias de ''denuncia'' a la Iglesia católica empobrece su imagen y la de muchos inocentes.
Esto, por supuesto, sin mencionar la complejísima labor de la Iglesia en el mundo, que a casi nadie interesa.
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