Granada, 19 de agosto de 2009
"Fascinado por las tapas gratuitas que te ofrecen los bares granaínos, la noche del miércoles decidimos, en un arrebato de originalidad, ir a un bar a tomarnos una cerveza. En esta ocasión, junto a lo que me contaron que era una antigua estación de autobuses. Tras nosotros, las incansables obras del Metro (minimetro en el caso de Granada). De nuevo, Granada se echa a la calle para lo que es nuestra despedida. Al mediodía del jueves debemos partir con toda la papa hasta Sevilla.
Transcurre la noche y nos quedamos Tony y yo con los granaínos (David ha ido a por Carmen a la estación de autobuses, parece ser que a Atocha, por lo que tardan). De repente, en una arrebato de agradecimiento, o sabe Dios por qué, veo a un granaíno adoptado plegar una servilleta y tendérmela. Al individuo en sí lo conocen como "el Lucho", extraño mote, ya que a mí al Lunni lo que se dice al Lunni, no me recuerda. Me informan que también lo llaman "gitano". Eso me cuadra más, teniendo en cuenta que lleva toda la noche cantando Serrat por bulerías.
Me alarga la mano y me enseña un truco que ya sabía pero que siempre me ha hecho gracia, el que podéis observar en la siguiente fotografía.
El "Gracias por su visita" de la servilleta de papel se transforma en un soez y desconcertante "Gracias puta". Desde el otro lado de la mesa, un chaval al que le dicen Juanito Maravilla (este sí que tiene nombre de cantaor flamenco, pero no tiene mucha pinta de vivir en el Sacromonte...) me reta desafiante. "Haz la crónica de la servilleta", me dice mientras se sonríe. El que llaman "el Lucho" le apoya, y me dice que no hay huevos de colgarla en el blog (sospechosamente conocen la Mesa del Rincón). Y aqui me tenéis, narrando en primera persona un suceso sin duda apasionante, lleno de giros trepidantes, emoción, riesgo; contado como si me fuese la vida en ello. Mis interlocutores no tienen demasiada mala pinta, pero no quiero arriesgarme y aqui estoy escribiendo. Son dos personajes exóticos de los que no sabes qué puede pasar por su cabeza.
La servilleta, desgraciadamente, quedó sobre aquella mesa roja de la terraza del bar de Granada. Quizá debí traérmela y guardarla como testimonio de esta vibrante aventura, que sin duda quedará grabada a fuego en mi memoria."
*Por cierto, no sé quién tiene menos vergüenza, si vosotros que me lo propusísteis, o yo que acepté. Prueba superada. Siempre dándome trabajo, compae...
1 comentario:
Yo también lo conozco, pero también me sigue haciendo gracia, y miro orgullosa la servilleta que yo misma he doblado jeje. Y no veas la rabia de entrar en un bar bilbaíno, y estando aburrida ir a echar mano del servilletero y encontrarme con un "Eskerrik asko etortzeagatik"... A ver qué hago yo con eso!!! jeje
Besos
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