lunes, 6 de abril de 2009

Adiós a las ondas

Como si todo hubiese sido un sueño, nada más. Así se fueron los tres meses ante los micrófonos de Andalucía. Esta tarde, recogiendo mis cosas apenas hace una hora de la mesa de la redacción, hacía un esfuerzo para no derramar una lágrima. Desde que crucé esta mañana el torno sabía que algo se me iba con esa última entrada, con ese último pitido de la puerta al reconocer mi tarjeta de becario.
Lunes Santo para despedir la que ha sido mi segunda casa del 2009, la sección de deportes de Canal Sur Radio. Los Reyes me trajeron unas prácticas con las que me metía en la boca del lobo, y la Semana Santa me las ha arrebatado, ahora que la fiera no era sólo dócil, sino una fiel mascota a la que le tienes cariño.

Se acabaron las 5 horas diarias, y con ellas se va una parte de mi. Lo que no me transformó el Diario, me ha transformado la radio... y de forma totalmente inesperada. Me llevo del Pabellón de Andalucía tesoros de incalculable valor: la espontaneidad, la alegría, la profesionalidad, la naturalidad y lo genuino de unos compañeros geniales.


El deporte ha sido sólo el vehículo (insospechado vehículo) que me ha llevado hasta la siguiente parada de mi vida profesional. Y hay tanto por lo que dar las gracias, tantos momentos de risas y de tensión, de nervios, de emoción y de recuerdos, de enhorabuenas y de broncas. Y todos ellos no los cambiaría por nada. El deporte, mi bestia negra, me ha hecho no sólo mejor profesional, sino un mejor ser social. Y procedo inmediatamente a dar todas esas gracias que nunca dejaré de dar cuando me vengan los recuerdos a la mente.

Gracias a Manolo Martín, el gran genio del Sevilla, por llevarme en volandas a mi primera rueda de prensa, a conocer a ese Manolo Jiménez al que sólo conocía de oídas, y por presentarme a los compañeros de la profesión. Por tantas llamadas pidiendo que grabara la rueda de prensa y porque fue a él a quien acudí cuando me quedé afónico.

Gracias al enorme Tato Furest, porque es cierto que "tenías tanto que darme". En ti he conocido la experiencia, el valor de una trayectoria que yo ahora mismo sólo puedo soñar. El respeto por la sabiduría del que se ha forjado un nombre con el esfuerzo de cada día. Que aún recuerdo aquel día que le dijiste a María José que no me enseñara nada porque era sevillista... quien volviera a aquellos inicios.

Gracias a Santi Roldán, el que fue mi jefe y para mí podría serlo siempre. Infinitas gracias, a ti te lo debo todo, por no haberme permitido cambiarme de sección cuando llegué con el miedo de no tener ni idea de deportes. Sin aquel instante nada de esto habría sucedido. Te seguiré en el Estadio. Y gracias a Javier Pardo, el jefe de mi último mes, porque siguió la línea de Santi, y primó la enseñanza mía propia dejándome hacer a mis anchas.

Gracias a Juan Bustos. Fuiste el primero que me echó una bronca gorda, pero también el primero que me diste trabajo. Confiaste en mi y me mandaste a mi primera rueda de prensa solo, me permitiste entrar en directo en el informativo local, dar la información del Sevilla en La Jugada y gracias a ti en parte me forjé como un periodista de verdad y no en un esclavo que hace y calla.


Gracias a David Hidalgo. Tú me enseñaste el primer día como funcionaba todo: los programas, las máquinas... Entro cada día en los ordenadores con tus claves porque no tengo mía propia, y a fuerza de cachondeo y pullitas me hiciste una voz de radio que no teme a nada en sólo tres mesecitos.

Gracias a Nuria Gaciño, por su frescura, su cariño, su apoyo cuando estaba de bajón, esas piezas que me encargabas y que me han hecho periodista radiofónico le pese a quien le pese. Una galleguiña que luchó por ser deportiva y que ahora no se amilana a pesar de ser la única mujer entre tanto hombre.

A José Pardo, por todas esas tardes quitándonos la mesa. Porque de él aprendí que la dulzura y los buenos modales te abren la puerta de cualquier sitio. Gracias por todo ese cariño y por toda la paciencia.

Gracias a Rubén Hergueta, por la buena acogida y la sonrisa en todo momento, por todos los "por favor". Recuerdo los momentos en los que confundías mi voz con uno de los locutores de Canal Plus, y volvías la cabeza hacía la tele porque te creías que era yo leyendo en alto y que me había vuelto loco. Y por abrirme un futuro.

Gracias a Juan Miguel Vega, el flamante profesional que confíó en mi para que en La Jugada del Fin de Semana pudiera dar no sólo el baloncesto, sino la segunda B y, hasta que terminaron los carnavales, la Premier y el Calcio. Prodigioso aprendizaje.

Gracias a los del otro lado de la mampara: Angelito (por dotarme de mi propia sintonía, por el sonido de grillos, por el Probe Migue...y muchas cosas más), Mamen Gil (la productora más tierna con su tesis interminable y la pasión profunda por su Sevilla FC), Marcos Barón (por ponerme Canal Plus cuando no lo encontraba en la tele) y muchos otros.

Gracias a Jesús Márquez, por demostrarme lo que es una retransmisión perfecta, por mostrarme que la radio no se aprende sino que sale de dentro, y por llamarme siempre Miguelito en lugar de "el nuevo".

Gracias a MªÁngeles y a Antonio Ortega, mis maravillosos becarios predecesores, que me dieron comprensión, apoyo y mucho cariño, sabiendo por lo que han pasado y queriendo volver a aquellos días que he tenido la suerte de disfrutar.

Gracias a los de los titulares (Valentín, Charo y Cattoni), a los de las delegaciones (es imposible nombrarlos a todos, sois demasiados!) y a todos los que supieron transmitirme ese amor por la radio que yo desconocía.

Y GRACIAS a ti. Al impresionante, original, genuino, inocente, imaginativo, eterno, curioso como un chiquillo, alegre siempre hasta cuando hay resaca, feliz, flamenco y tremendamente popular, mi jefe de programa (eres el jefe aunque no quieras) David Gallardo. Sublime en todas sus facetas, en todos los momentos, inesperado, un monstruo de la radio que sabe reinventar lo reinventado hasta converirlo en un desmadre. Un Groucho Marx de las ondas. Me enganchó desde el primer día y "me sacó la poca vergüenza". Hasta comvertirme en lo que soy hoy.


Geniales todos como una sorpresa inesperada. Más que compañeros, aliados. Porque cuando ellos me dicen "el nuevo" o suena la música de Hitchcock sé que detrás hay unos lazos que me han hecho mejor periodista que los 5 años de carrera. Tremendas gracias a Canal Sur y a esta oportunidad. Ya sólo queda el recuerdo, bello, pero recuerdo.

2 comentarios:

Ismoga dijo...

Ainsss... me alegro muchísimo por tí, por la gente que vas conociendo, por las experiencias que vas viviendo, por que vas creciendo día a día, y por que eres lo suficientemente maduro y valiente como para no vacilar nunca al dar nuevos pasos, esos que a mi me cuesta tanto dar. Te admiro muchísimo, pero más te quiero, sigue haciendote grande, y sigue quedando conmigo, para contármelo. Y ya sabes, si mañana me ves a la salida de los estudiantes, guiñame un ojo... ;)

Anónimo dijo...

Migué, como buen andaluz, eres tan grande como exagerado. Todo lo escrito por el miguelito está distorsionado porque seguro lo escribió harto de caldo dulce.

Grande eres tú, miguelito. Ahora, échale poca vergüenza y móntate algo por tu cuenta. Para empezar, métele publi a tu blog que escribes muy bien.

A ver si me llamas, cohone... que no tengo tu número.

PD: Gracias por tus piropos. Inmerecidos, por cierto... ¡Viva tú!

DAVID GALLARDO