sábado, 29 de diciembre de 2007

Un año que termina

El 2007 ha sido un año largo. Más largo puede que los demás, más intenso, más duro, más emocionante, más triste...

Un año en el que el Panel de la ONU para el Cambio Climático nos ha advertido de que el mundo tal y como lo conocemos, se muere. Un año en el que Al Gore visitó España para escandalizarnos con sus conferencias, y cuya labor le valió el Nobel de la Paz.


Un año en el que Iberoamérica se revuelve. Venezuela, Perú y Guatemala gobernados por tiranos que decían ser de "liberación nacional" y que ahora parecen de "exaltación personal". Las mujeres gobernando donde nunca lo hicieron, poniendo tacones a la pierna de América Latina: Cristina Fernández en Argentina y Michelle Bachelet en Chile.

Un año en el que los revolucionarios de medio mundo lloraban el 40º aniversario de la muerte del Ché, mientras la polémica Corea del Norte abría el corazón parando su programa nuclear y construyendo el primer ferrocarril con su vecina del sur.


Un año para los franceses, en el que un nuevo Sarkozy relevaba al vitalicio Chirac en su cargo como Presidente de la República. Un año de ilusión eligiendo las nuevas 7 Maravillas del Mundo, entre las que nuestra Alhambra no pudo entrar...


Un 2007 cruel, de ciclones en el Caribe y un tremendo terremoto en Perú que, mientras medio mundo celebraba el día de la Ascensión de la Virgen a los cielos, destruyó importantes ciudades de un país que sólo cuenta con la riqueza de las almas de sus gentes. La misma nación que tuvo que ver regresar un mes después a Fujimori, el dictador que los atormentó, a su campo de batalla, como un reo condenado por todo el planeta.

Un año de muerte, en el que un finlandés mata a nueve personas a punta de pistola en Helsinki tras anunciarlo por Youtube, y un fanático acribilla a tiros a 32 personas en la Universidad de Virginia ante la conmoción de medio mundo. La Humanidad se vuelve loca...
La Iglesia se siente más atacada que nunca durante el año, y Benedicto XVI beatifica a 498 mártires de la Guerra Civil Española en la Plaza del Vaticano. Bendición, sin embargo, para el Judaísmo, cuyo Museo del Holocausto de Jerusalén ha recibido el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.


En España se rompe el "alto al fuego" de ETA, tras meses de negociación con la banda, con atentados como el de el Aeropuerto de Barajas o los guardias civiles en Francia en Diciembre.
En la esfera internacional, Al Qaeda se ceba con Argel con cuatro atentados en los que mueren más de setenta personas. Londres vuelve a sufrir en Julio atentados fallidos, uno de ellos en pleno Picadilly Circus, y en Glasgow, un coche bomba se estrella contra el Aeropuerto Internacional. Nueve turistas tiroteados en Yemen, donde mueren siete españoles, terminan la nómina negra del año, en el que los países se blindan ante un conflicto de civilizaciones que cada vez parece más inevitable....Oriente y Occidente enfrentadas por la religión y la cultura, y sobre todo por las codiciadas fuentes de energía.

Un año en el que dos tiros en el cuello acabaron con la vida de Benazir Bhutto, cerrando toda esperanza posible de democracia en Pakistán...


2007 ha sido un año de grandes muertes, de pérdidas que conmocionaron a España. Desde las letras nos abandonaron José Martín Recuerda y Fernán Gómez, cuyos velatorios echaron abajo el telón negro del teatro; y las plumas irritantes de Umbral y el norteamericano Norman Mailer lanzaron su última sátira por un mundo mejor desde el purgatorio. Dijimos adiós a uno de los padres de la Constitución, Gabriel Cisneros, El mismo día que Umbral, se le rompió el corazón a Antonio Puerta, y se llenó de un dolor inexplicable el corazón de Sevilla, mientras en un pueblo de la Toscana, Luciano Pavarotti exhalaba su última aria al mundo que le adoró como un Dios en los escenarios de las óperas más grandiosas de la Tierra. Un año para decir adiós a grandes del Cine: Deborah Kerr, la mítica seductora de "De Aquí a la Eternidad"; el cineasta sueco Ingmar Bergman, el italiano bravissimo Michelangelo Antonioni, el último de los neorrealistas que quedaba; y por supuesto el silencioso mimo francés, entrañable Marcel Marceau.


Un año en el que debemos mirarnos para olvidar, un año para esperar en el futuro corregir los errores del pasado. Un 2007 de tempestad, que precede a una calma que necesitamos más que nunca. Un año que no debemos olvidar, por ser la advertencia de lo que podemos mejorar.

jueves, 13 de diciembre de 2007

7

Bueno, esta entrada no es original mía…se la copié a un amigo que a su vez se la copió a otra persona; por lo que esto es un remake del remake…Lo único bueno es que este habla de mí, y no es malo que cada uno pensemos nuestros sietes. Ahí queda la invitación. Y a ver si posteamos más, que a Isa, Rafa y Anita los tengo explotados de tanto comentario…


Siete cosas que me gustaría hacer antes de morir…

- Abrir un día el balcón y que desde el otro lado me despierte el reflejo del sol en una fuente de Milán.
- Ganar un premio importante sin renunciar a mi estilo.
- Montar un grupo de música.
- Tomar café y hablar durante horas con Antonio Gala.
- Provocar que un desconocido llore leyéndome.
- Tener un hijo y enseñarle a tiempo todo lo que yo aprendí tarde.
- Apretar la mano de la mujer de mi vida en el último aliento.


Siete cosas que más digo…

- ¿Hola?
- Fácil
- ¿Qué?
- Gracias
- Siempre
- Vale
- No te preocupes


Cosas que mejor hago…

- Escribir
- Escuchar
- Hacer el payaso y decir barbaridades
- Ser diplomático
- Confiar en la gente
- Cocinar para mi familia!
- Ser pacífico


Cosas que no se hacer…

- Tocar el violoncello
- Dejar el trabajo sin hacer y pasar de todo
- El pino puente
- Una pajarita de papel
- Vivir sin música
- El café mocca como en el Starbucks
- Dejar de soñar


Cosas que me encantan…

- El cine antiguo
- La comida de mi madre!!
- El café
- Leer sentado en la arena de la playa
- Un desfase increíble sin haberlo planeado
- Reencontrarme con viejos amigos
- Mi cumpleaños


Cosas que detesto…

- La crueldad gratuita
- El café soluble (y más si es con leche en polvo…)
- La gente que desaparece porque sí
- Que no me escuchen
- La gente inculta que se cree superior
- Los días lluviosos que hay que ir a clase
- Que tengan secretos sobre mí a mis espaldas


Salvados…

- Numa (por redescubrirme el mundo)
- Isa (por ser la visita que vino para quedarse)
- Los otros 5 magníficos (por darme aire fresco)
- Mis padres (por darme lo que soy hoy día)
- Chino (por seguir aguantándome pase lo que pase)
- Bea y Concha (por marcar un antes y un después)
- Mis periodistas (por ser tal y como son y punto)…y muchos otros que se me quedan en el tintero!


Nominados…

- El Tomate, por convertir la televisión en maldad.
- Rafa (pues q no creas que te ibas a librar!! Sabes q estas con los de arriba…jeje)
- Los que me desilusionan.
- Los que no me olvidaron pero no saludan.
- Iñaki Gabilondo…por ganar fama y echarlo todo a perder por un puñado de euros.
- Los que renuncian a su cultura sin saber que es lo único hermoso que tienes al nacer.
- La Pantoja (por dar tanto por saco y porque ya no se me ocurría a quién poner aquí, que uno en el fondo no es rencoroso…)

Lo siento si no es lo que esperábais, pero aunque no todo está aquí, sí que es cierto todo lo que está. Perdón a los omitidos, pero sólo siete son muy pocos. Cosas de la economía lingüística…

martes, 4 de diciembre de 2007

Seis


Seis fuimos lo que comenzamos. Seis desconocidos o conocidos a medias. Algunos se conocían de toda la vida, otros no sabían ni siquiera el nombre de el de enfrente, otros tenían prejuicios, y otros una falsa heroicidad delante de los demás.


Cada uno distinto, y por ello, cada uno enriquecedor al máximo. Como siempre, los que parecían bastiones impenetrables, resultaron torres de arena; los que no sabían, fueron ingeniosos y trabajadores, los que se tambaleaban, aprendieron y se hicieron fuertes. Como en cualquier situación en la vida, el primer año, como novatos que éramos, nos hicimos demasiadas preguntas, y creamos confusión y desconfianza a nuestro alrededor. Pero todo cambió. Y en la segunda temporada de esta serie (curioso, seis como Friends), empezamos a ver la luz.


Ahora, pues aunque Martita diga que un blog no sirve para nada (palabra de bióloga), y sean solo Anita e Isa las que me secunden en esta práctica más que satisfactoria, tengo ganas de decir que estoy contento, que me siento más a gusto de lo que nunca imaginé. Cada uno me ha sorprendido de una manera, pero está siendo fantástico descubrir todo lo que tenéis que compartir.


Me llena de orgullo formar parte del equipo, y no dudéis que ahora la minipandi somos 6, y no hay quien lo discuta. Quién me iba a decir hace un año que estaríamos así.


Las razones para seguir, pues son más de las que nunca habría podido imaginar: el baile de Marta, los ciegos exprés de Anita, los cafetasos con Isa, las cervecitas con Antonio y los chupìtos azules de la calle Betis con David (nunca un viaje en taxi fue tan divertido). Razones para haber abandonado...? pues probablemente más de las que habría querido, pero las cosas buenas del presente las compensan.


Gracias a todos, y que nos queden muchos sábados juntos, que el Morta tendrá que comer de algo...jeje

domingo, 25 de noviembre de 2007

El Síndrome de Stendhal



Mi primera entrada dedicada a la publicidad en este blog. Lo cierto es que este anuncio tiene ya unos años, pero sigo viéndolo y al final se me ponen los vellos de punta...no me preguntes por qué. El solo de violín es impresionante, y el anuncio en sí me parece que supera al clásico spot de automóvil de toda la vida.



Gracias a este anuncio comencé a leer a Stendhal y descubrí que es uno de los literatos cumbre, y del que puedo aprender lo inimaginable.



Disfrútalo

miércoles, 21 de noviembre de 2007

20 de noviembre

Sí, yo nací un 20 de noviembre de 1986... aquel día en el que España se había liberado sólo once años antes, fue el día que elegí para venir al mundo. Siempre mido cuando va a empezar a hacer frío por mi cumpleaños. Sé que en Sevilla el frío no llega hasta una semana y media antes del día 20. Pero este año el clima me tenía una sorpresa. Un día de lluvia eterna que me ha sumido en una pesadumbre que no debería sentir.

La verdad es que el día no ha sido muy bueno. Todo el día en una sala de edición sin ventanas (aunque mejor no ver lo que pasaba fuera...), en la que ya no sabía si era mi cumpleaños o un día normal. Sabía que los que estaban conmigo se conmovían de que el día más feliz del año (nunca se deja de ser niño para estas cosas), lo pasase en un cuartucho cortando video, y que tuviese que comer en el comedor en el que ya como más veces que en mi casa.

Pero lo cierto es que el jueves se supone que es mi cumple de verdad, este era un día de prueba. Veremos si todo va bien.

Pero he de ser justo. El día no ha sido del todo malo. Unas velitas improvisadas por la mañana con una sala a oscuras me hacían pedir un deseo al apagar el fuego. Un deseo de esos que se cumplen, porque así lo dice la tradición y ya está. Sin más vueltas.

Luego he encendido el tuenti al llegar a casa y muchísimos mensajes de gente que no esperaba estaban alli. Aparte, el movil no ha parado de sonar en todo el día de mensajes y llamadas de gente que me quiere y que quiere que cumpla muchos más.

Y esta noche, los regalitos, un cd que quería con toda mi alma por parte de mi hermano, y de mis compis queridos, pues una taza de mi Starbucks que es sinónimo de desahogo y serenidad en mi rutina y un cuaderno con el grande James Dean, quizá el personaje más carismático que ha dado el cine de todos los tiempos; que sé perfectamente quién los ha escogido; y por otro lado una foto enmarcada chulisima de la "barbecue" en casa de David, y una felicitación de cumpleaños con un poema de Neruda brutal.

Sin duda por todo eso, ha merecido la pena el día de agobios y estrés, que espero no se repita en mucho tiempo. A ver si mañana sale el sol y puedo desayunar frente a la ventana, con un libro en las manos y el silencio como única compañía. A los demás os veo el jueves...y el viernes...y el sábado...y el domingo!! Que todos los santos tienen octava...

viernes, 9 de noviembre de 2007

La única iglesia que ilumina es la que arde



"La única iglesia que ilumina es la que arde"

Estas mismas palabras pude leer esta mañana en la sala de estudio de Empresariales. Yo me había reunido con mi compañera para hacer un tema de catequesis de confirmación en la Facultad que nos pilla más cerca, y cuando llegamos dispuestos a hablar de Dios, nos encontramos con esa frase. Una frase más tatuada en la madera de la mesa que pintada simplemente a boli. Llena de odio. De un odio oscuro y sin razón.

No quiero yo defender porque sí, como un fundamentalista, a la Iglesia en la que creo, pero lo cierto es que posiblemente, el que haya escrito eso no tiene mucha idea de lo que la Iglesia es en realidad.

La Iglesia no es más que la sucursal humana del Reino de Dios. Jesús nos encomendó construir el Reino de Dios en la Tierra, y de eso se encarga la Iglesia, como una simple y a la vez compleja maquinaria que arrasa en los corazones de la gente porque trae un mensaje de amor y de paz. De eso que tanto promulgan las ONG laicas, y que creen que han inventado en pleno siglo XXI.

Me duele que la gente hable sin saber, porque no hay más ciego que el que no quiere ver. Un debate el otro día durante una clase en la facultad me enseñó como la gente se obceca en sus ideales, que creen tan legítimos que no pueden ni siquiera pensar que existan otros. Y eso es lo que sucede: se desea que la Iglesia arda simplemente porque si se oye su mensaje, posiblemente sería una verdad demasiado incómoda que nos cambiaría la vida. No vive en la burbuja el creyente que sigue a Cristo, sino el que no quiere conocer a Cristo y prefiere destruirlo.

La imagen es de una Iglesia luterana de Dresde arrasada en la Segunda Guerra Mundial. Es imponente ver como Lutero, el que un día se levantó porque creyó que la Iglesia de Roma se desviaba del mensaje divino, sigue de pie ante la desolación. Gracias a Lutero por abrir una nueva era, y hacer despertar a la Iglesia de su letargo.

La Iglesia ya no arde con el fuego del rencor, hoy arde con el impulso del alma humana.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Los puentes pasados


En respuesta a un blog que he leído esta misma noche, he escuchado decir que alguien ha mirado un año atrás y se ha dado cuenta de lo distintos y parecidos que han sido los momentos vividos.


De aquel Halloween extraño, rocambolesco, sin disfraz ni planificación, sin saber siquiera lo que íbamos a hacer, tres locos por las calles de Nervión... a una fiesta totalmente organizada, una noche de amigos que salían sin saber lo que iban a encontrar pero con la tranquilidad del que sabe que está asegurada la diversión si va con quién quiere.


Un año atrás, las cosas eran muy distintas al día de hoy. Yo preparaba un concierto en Málaga con la Orquesta Sinfónica Provincial, acababa de conocer a un nuevo amigo que ni siquiera esperaba y las catequesis eran un camino de rosas. El puente aquel salí todos los días, me lo pasé impresionantemente bien, y en los estudios, estaba dispuesto a cambiarme a la mismísima Arquitectura...desde Periodismo! Todo mi mundo giraba alrededor del querer hacer y del ésto es lo que quiero...


Hoy, un año después, las cosas son de otra manera. Tan radicales que me da miedo que sea yo el que haya cambiado y no el mundo que me rodeaba entonces. Me llamaron la semana pasada para dar de nuevo el concierto con la misma Orquesta, un año después, la ilusión era enorme, pero cuando confirmé todo, me llamaron y me dijeron que ya no hacía falta...que iba a tocar otro. No era por el dinero, que es lo de menos, era por disfrutar por una vez que me apetecía y que necesitaba ese aplauso orgulloso que hierve la sangre del artista. Pero no solo eso, aquel amigo nuevo...desapareció, me dejó tan decepcionado, tan incomprendido, tan solo...no lograba entender por qué desaparecer sin decir nada, por qué pasar por mi lado en la calle y hacerse el loco...se fue apartando hasta que dejé de saber de él, y hoy ni siquiera sé que pasó y puede que mejor no quiera saberlo, porque no quiero pasarlo mal de nuevo...Las catequesis se volvieron problemas y más problemas, disputas, secretos, envidias, agobios, dudas...y quería que todo terminase...


Sin embargo, alguien hay en común en los puentes pasados que sigue hoy aquí. Tú sabes quién eres. Y por eso del puente pasado a este, no me cambie de carrera como un loco y ahora he reencontrado mi vocación perdida en los diarios y en los informativos. Y porque no me desanimaste, hoy día cada sábado es una alegría de levantarme temprano a pesar de la resaca, y cuando nos juntamos los 6 es increíble lo que disfrutamos...Y porque me metiste presión, sigo presentando relatos a los concursos en busca de la suerte, porque el primero que tengo que creer en mí soy yo mismo. Tú eres ese puente, tu eres la que enlaza el 2006 con el 2007, porque los puentes pasados sólo tienen sentido si has vivido el puente de este año y has visto mis ojos radiantes entre los huecos diminutos del antifaz.


Los puentes nos cruzan lo insalvable, nos hacen volar por encima de lo infinito. Y así este puente de noviembre, el mes más triste del año, ha sido una pasada. Por esos siete en Mítico, siete magnificos le pese a quien le pese, que han convertido la noche de los espantos y las pesadillas en esa luz que, en la mesita de noche, tranquiliza el sueño del niño que se siente a salvo con el resplandor de una esperanza...

viernes, 2 de noviembre de 2007

Todo irá bien!

Sé que Chenoa pues no es que sea un Ismael Serrano o un Serrat, pero a veces lo más simple es lo que te habla. Y ésta canción me habló en el momento preciso en el lugar adecuado. Optimismo por los cuatro costados con un poco de autoestima. ¿Repetitiva? Pues un poco, pero así es el pop, amigos. Bien por Chenoa.
.
.
.
Tengo razones para entenderte
tengo maneras de darte suerte
tengo mil formas de decir que sé
que todo ira bien.

Tengo razones para entenderte
tengo la buena suerte
tengo historias para comprender
que todo te ira bien,todo ira bien.

Pensar,oh si,tachar un no,sera mejor.
Y riete de lo peor,sera mejor
por que pensar que todo va mal,
te alejara de la felicidad.

Asi que...
Tengo razones para entenderte
tengo maneras de darte suerte
tengo mil formas de decir que sé
que todo ira bien.

Tengo razones para entenderte
tengo la buena suerte
tengo historias para comprender
que todo te ira bien,todo ira bien.

Mira en ti,
lo bueno que hay es especial
no olvides que tu vales más que el que diran.

Asi que...
Tengo razones para entenderte
tengo maneras de darte suerte
tengo mil formas de decir que sé
que todo ira bien.

Se cierran puertas,otras se abren.
Esta en tu mano,decidete.

Tengo razones para entenderte
tengo maneras de darte suerte
tengo mil formas de decir que sé
que todo ira bien.

Qué todo ira bien,todo ira bien.
Qué todo ira bien,todo ira bien.
Todo ira bien.

lunes, 29 de octubre de 2007

Un día duro

Dos cosas han pasado hoy, dos cosas que por separado, pues no me habrían marcado como lo han hecho, pero lo cierto es que cuando llego a mi casa, en el reposo del silencio de mi habitación, mientras las luces deslumbran por la ventana los cristales del bloque de enfrente, y me paro a pensar esos 5 minutos que me permite mi horario de locos...me doy cuenta de que me tengo que sentar y respirar hondo, soltar un suspiro que me atosigaba en el pecho desde el mediodía.
Mil veces me han dicho que no puedes responsabilizarte de todo lo que pasa en el mundo. Pero cuando se trata de la gente a la que quiero, soy como dice el doctor House de su adorada jefa: "aquel que se preocupa por todo nunca será feliz, pero posiblemente hará feliz a los demás". Yo no creo que no vaya a ser feliz, pero si que me duele en el alma lo que le sucede a la gente que me rodea. Si a ti hoy se te cae una lágrima cuando no lo espero, es a mi al que se me saltan las lágrimas...aunque no sepa por qué lloras, aunque ni siquiera quieras decirmelo...mis ojos se enturbian un poco, e intento disimularlo, y me tiembla la voz...y no quiero que me veas llorar porque en mi profundo orgullo se que no me perdonaría llorar en público..pero de verdad te digo que se me ha encogido el corazón, y que en cada gota que caiga de tus ojos, ahí estaré yo para recogerla y apretarte la mano si un día te hace falta. Que todo se arregla, y aunque yo no sea fuerte, sé que se arregla si algo está en mi mano. Me importas y lo sabes, y aunque yo vaya de tránsfuga, hago barbaridades delante de todos si con eso te ríes un poquito de este payaso al que hoy le has dado un susto.
Pero si no era bastante, esta tarde, mas bien esta noche, se me ha revelado algo que quizá no quería oír. Vamos a explicarlo...
¿Sabéis lo que es el síndrome del tren perdido? Pues lo que sufro yo ahora... Imaginate que tienes que tomar una decision y decides no arriesgarte. Pasan los años y nada cambia, todo va bien, la cosa está tranquila. Pero llega un día, y como en un espejo que te da hasta miedo de lo que se parece a aquel día en que tu decidiste quedarte quieto, descubres que alguien a quien aprecias le esta sucediendo lo mismo que a ti te sucedió, y que, por azares del destino, toma la misma decisión que tú. Y le rebates lo que dice, le aconsejas que sea valiente, que huya por su sueño, pero te dice que no puede...y tu en el fondo te quedas tranquilo, aunque sepas que no es lo que quiere. Te quedas tranquilo porque sabes que ha hecho lo mismo que tú, y que lo tuyo no fue un error. Pero un buen día llega, y de improviso te dice que ha cumplido sus sueños, y que lo abandona todo sin importarle nada. Y entonces te das cuenta de que nunca se rindió, de que siguió intentándolo...y te duele...porque tenías en él esa esperanza de que tu camino era el correcto, mientras él seguía luchando y tu te conformabas con la resignación. No puedo decir que me haya ido mal, pero sé que me preguntaré toda la vida cómo hubiera sido si hubiese llegado hasta el final... Además, claro, de que a él lo echaré de menos, el que él cumpla su sueño (y el mío frustrado) implica que tendré que renunciar a escucharlo hablar con tantas ganas, a esa vocación que me ha hecho leer periódicos cada día, a los ratitos de incomprensión en los que supe que él me entendía sólo porque pensábamos distinto. Sé que te echaré de menos, pero pienso aprender de tí todo lo que sea posible. No siempre hay que aprender de los mayores, ¿no?
Y después de este día, con el corazón encogido y ganas sólo de no pensar más, me despido, que en días como hoy lo mejor es acostarse y pensar que el de mañana será mucho mejor.

domingo, 28 de octubre de 2007

El Dios de los silencios

Dicen por los despachos que el socialismo ahoga al Dios que nos creó. Dicen los obispos, la Conferencia, irrefutable y sacra Conferencia Episcopal, que la Z de Zapatero está borrando las creencias de una España que fué.

Pero lo cierto es que cada día más, me siento liberado. A veces me pregunto si la Iglesia en que creo se quedó dormida en el sepulcro abierto del Gólgota. Si la institución que dió Dios a los hombres para crear el Reino en la Tierra, se estrangula a sí misma en sus regulaciones y rituales. Mi Iglesia, aquella que creó la mano de un carpintero cuando encomendó a un pescador de aldea el legado del Hijo del Hombre, la encuentro entre los muros del Vaticano, pero escondida entre las columnas, sin atreverse a salir. Me temo que Dios nos observa, con cierta nostalgia en su divino gesto...en silencio amargo, viendo como matamos y herimos su creación, como nos ensuciamos las manos con el verde dinero que arrasa a la verde naturaleza.

Creo oír a mi Dios, al Dios de mis silencios, en las velas calladas de iglesias de extrarradio, en las sonrisas esperanzadoras del familiar que se refugia en las sábanas del enfermo, en la mano cansada que raspa con sus callos pero sigue cogiendo con fuerza la mano de su hijo en el gentío.
Mi Dios no se ahoga, mi Dios ha decidido estar en silencio, porque ya bastante hablamos nosotros en la Tierra. Comunicarnos con sólo su presencia que siempre está entre nosotros, que no quiere manifestaciones por la familia, que el amor traspasa las fronteras del sexo, como un día lo hizo de la edad; que no quiere batallas diplomáticas, que el es su propio embajador en los corazones del mundo; que no quiere guerras entre hermanos, que los que murieron en guerras civiles tienen que ser llorados sean del bando que sean, porque todos son hijos del amor...

Mi Dios, el Dios del mundo, llamado de distintas formas porque así de caprichosos somos los hombres, no está callado porque no le importe el destino de las almas...Quiere que nos callemos, que dejemos de insultarnos, de sembrar batalla en los parlamentos, de mandar tropas a tierras lejanas, de juzgar mal y herir a aquellos que son distintos. Porque en el silencio de la Tierra, cuando no se oigan gritos, entonces escucharemos respirar a aquel que un día nos creó, y nos preguntaremos por qué dejamos de oir latir nuestros corazones para escuchar el tintineo de las monedas y los clamores de los políticos, si al final de los tiempos sólo lo que se haya hecho con amor será lo que prevalezca.

martes, 14 de agosto de 2007

Oro negro del Imperio

Ya que este blog va de tazas de café y mesas de cafetería, quiero poner aquí un artículo que tuve que hacer para la asignatura Literatura y periodismo este año pasado, imitando al gran Antonio Muñoz Molina. Por supuesto, las comparaciones son odiosas, pero supongo que en el futuro lo haré mejor. A disfrutarlo!


ORO NEGRO DEL IMPERIO


Sevilla es la ciudad de la fragancia. El viajero puede saber en que época del año pasea sólo con aguzar su olfato. Las mañanas de abril huelen a sacro, a incienso inspirador y a azahares, a la víspera eterna en la que se sumerge la ciudad cuando la cuaresma detiene las manillas de un tiempo que se duerme entre varales de plata y olor a cera. También huelen al calor del chocolate, en los puestecillos efímeros del río, junto a una no menos efímera ciudad de lona rayada y farolillo.

Los meses del verano son de cebada, de vino de jerez fresco en el desierto del calor sofocante que porta agosto en su insufrible carro. El invierno, sin embargo, es de humo negro, de castaña asada en cada esquina, de madera seca de portal de Belén de escaparate, de plástico nuevo de regalos para la noche en que el mundo vuelve a creer en la magia.

Sin embargo hay olores que permanecen todo el año, olores que embriagan las ropas de las gentes, las partes altas de los salones y la madera de barras desgastadas. De esos olores cotidianos, yo me quedo con el olor de la mañana: la esencia del café. Traído como maravilla por las tropas españolas, enlatadas en corazas cruzando los océanos, aquellos granos que no parecían gran cosa, conquistaron los desayunos de Occidente. Parece hoy imposible, impensable, creer que en un bar, por muy destartalada que sea su clientela, no puedan ofrecerte una taza del oro con que regamos los amaneceres en media Europa (excepto por el té, con la que liaron los ingleses porque los americanos se lo tiraron por la borda, como para encima dejar de tomarlo…). El café insuflador de energía, el néctar caliente que revitaliza y exime a las mañanas de las horas de sueño perdidas, está lentamente asediando las tierras de la vieja Europa. América nos devuelve la jugada cinco siglos después, colonizándonos con lo que más débil tenemos los europeos: el estómago.

Desde hace unos meses podemos decir que una ciudad como Sevilla, donde el tópico se convierte en típico para llenar de encanto cada calle, está siendo invadida por esa plaga implacable de las cafeterías Starbucks, baluartes de excepción del nuevo y deshumanizado imperio americano. El café, ese oro negro que trajimos como un hermoso tesoro para complementar nuestra gastronomía, se ha convertido en una forma cruel de conquistarnos para hacernos más americanos y menos europeos.
La vida nos ha enseñado que conforme avanzan los siglos, más deprisa consumimos la existencia, que cuanto más se alarga nuestra estancia en la Tierra, más nos empeñamos en trabajar durante todo el día y otorgar a la televisión nuestros escasos momentos de ocio. Vivimos en la era de la prisa, en la que lo que un día fue una ceremoniosa tradición, hoy se convierte en una simple droga, un chute de cafeína que nos ayuda a aguantar la dureza de la interminable rutina. El café, toda una institución de nuestro tiempo, reducido al nivel de una aspirina, a una relación causa-efecto, a la que ni siquiera podemos dedicarle el privilegio de sentarnos. Nos lo dan en un vaso de papel con un tapón de plástico, presumiendo que somos irremediablemente torpes, y nos mandan a la calle. “No pierdas el tiempo, no hay por qué pararse para tomar agua sucia”.

Echo de menos el tiempo en el que nos sentábamos a ver pasar las horas muertas, al caer las dulces tardes de verano, cuando aún nos dábamos cuenta de que los pájaros cantaban sobre nosotros, y nos gustaba escucharlos. Echo de menos la Plaza de San Andrés, con su callada quietud, con sus casas bajas y su suelo antiguo, en la que poder sentarse ante una taza de humeante café; no de nervioso café relleno de cafeína para tenernos despiertos, sino de cálido café, de tintineo de cucharillas en la cerámica a contratiempo con las campanas de San Martín, del silencio en el que se oye el rumor de los árboles. Del espíritu del auténtico café que se trajo de América, del alma de la propia Europa, ritual y sosegada ante las tazas sobre la mesa, símbolo de ese apego del ser humano al líquido: los árabes enamorados de la fresca agua, la devoción del montañés al vino, el amor al café del ciudadano.

El café nos transforma, nos devuelve al mundo humanizado, al mundo libre, al mundo que hay que contemplar sentado, esperando a que la brisa nos hable, a que un simple rumor nos estremezca. El oro que un día trajimos nos lo han robado, y han hecho con él más engranajes, más balas de cañón, más relojes que cuentan las horas que nos quedan para volver puntuales al trabajo. Por eso cada mañana, yo me siento para honrar a aquellos que sacralizaron unos granos, que tostaron su esencia y los hirvieron en agua a fuego lento, para mirarme en el espejo amargo del café y sentirme más humano, para recordar a aquellos que en torno a una mesa crearon lo que hoy llamamos mundo, desde la tranquilidad del pensamiento, que hoy tan en desuso lo tenemos. Porque si nos negamos a coger la taza entre las manos, si nos negamos a oler a Sevilla, si dejamos pasar lo que nos hace más personas, mañana ya no habrá siquiera mesas, no habrá tampoco tazas, ni café…y entonces ya no habrá tiempo de ver en que nos equivocamos, mientras en un rincón de alguna parte, la última cafetera se oxida en el cajón de un desengaño, preguntándose qué hicimos para repudiar la vida que heredamos, y comenzar a vivir como esclavos.


Miguel Pérez Martín

sábado, 11 de agosto de 2007

Historia del alma errante


Si acaso un momento te parases a pensar, como ahora hago yo, en todo lo que pasa a nuestro lado cada día y nos es totalmente inadvertido...


Tenemos pocos momentos al cabo de la semana para poder escuchar los pasos de la gente en una calle compartida solo por dos viandantes.


Para sentir la respiración de un amigo en un silencio nada incómodo.


Para explicar a un sobrinito las estrellas del cielo, aunque nos lo estemos inventando.


No hay ya segundos en el reloj para disfrutar del aroma de un café antes de beberlo, para deleitarnos con el dulzor de la nata de un batido, que nos mancha el bigote en un descuido.


No nos sobra tiempo para coger un camino distinto de vuelta a casa.


No hay tiempo para hablar con alguien por teléfono, sólo para mandar un frío mensaje, y mucho menos podemos sacar una horita para dar una vuelta sin necesidad de hacer nada en especial. Planeamos viajes y los postergamos por cosas que no nos atrevemos a decir que son banales, pero que en el fondo sabemos que lo son.


Miramos como baila la gente y no bailamos para que la gente nos mire.


No mandamos cartas, no sentimos la calidez del papel que ya no existe en el mundo de la informática.


Nunca el momento es bueno para hojear aquellas fotos de un tiempo en el que éramos totalmente felices.


No hay tiempo para mirar al cielo y darle gracias al más grande por brindarnos un nuevo día.


Nunca tenemos tiempo para quedarnos dormidos abrazados a un libro, porque el sueño nos venció a pesar de no querer dejar de leer.


No hay minutos para mirar por la ventana y ver morir el día mientras el viento mueve los árboles del parque.


Siempre dejamos para mañana los sueños, y ocupamos todo el hoy con las obligaciones.




Y se nos van pasando los años entre los silencios y las indecisiones, y por lo menos mi alma se va vaciando...se llena de cosas por un tiempo, y luego las va borrando, como si nunca hubiesen existido. Por esa maldita manía de huir de todo aquello que me conmueve, de todo aquello que me hace feliz, por miedo a que desaparezca. Parece una paradoja: Huyo de la felicidad para evitar ser infeliz. Creo que mi miedo está en pensar que lo bueno no puede durar mucho, y que la decepción está a la vuelta de la esquina. Un error inmenso que me hace ser siempre errante alma que aparece y se esconde según despunte el día.




Sueños que dejé a la mitad o no siquiera empecé y que ahora me gustaría intentar hacer realidad. Sueños a los que me empujan los que me quieren y me conocen, y a los que ahora, por fin, no quiero defraudar. Como el niño que no quiere irse a dormir, hasta que descubre lo hermoso que es soñar...




Basta ya de andar con mi desgracia a cuestas, instalaré mi tienda y enterraré mis miedos para empezar poco a poco a vivir de verdad, mientras le doy las gracias a todos los que me vieron huir y siempre me fueron a buscar.

miércoles, 1 de agosto de 2007

La Sevilla fantasma



Ya estamos en agosto, y Sevilla vuelve a deleitarnos como una ciudad del interior más, con su estampa más siniestra, la imagen de la soledad de sus calles.




Sevilla se queda sin sevillanos cuando llega el octavo mes del año. Algún turista sofocado se ve a las horas del calor extremo por las calles del centro, pero poo más. Cada sevillano en su búnker se esconde de este clima soleado que asola las avenidas, esperando que caiga el sol para devolverle la vida a la ciudad.




Da mucha pena pasar por las calles sabiendo que no te encontrarás a nadie que te alegre el paseo. Pero lo cierto es que te sientes dueño de la ciudad por un momento, como si fuera un regalo que acabas de descubrir en el silencio inusual de una ciudad turística.




Así es como se ve Sevilla en este agosto en el que toca estudiar. Es lo que sucede cuando te planteas las cosas: te atormenta la conciencia y acabas comprometiéndote a aprobarlo todo en Septiembre...Por eso, pues gracias a mí mismo por despertar de letargo, y que paséis buenas vacaciones, porque yo me temo que volveré igual de blanco en Septiembre...

lunes, 30 de julio de 2007

Al Sur de Granada



Como el escritor de la película, Gerald Brennan, yo también necesitaba hacer una escapadita a ese lugar de encanto en plenas Alpujarras, al sur de Granada. Este fin de semana me ha dado tiempo para pensar, para darme cuenta de que lo que no he reflexionado en el Espino, podía pensarlo ahora. Así es como he sacado conclusiones que no quería sacar y que ahora en cierto modo me atormentan, pero que necesitaba sacar fuera de mí.


En plena sierra, junto al pueblo de Busquístar, en la ladera de un monte, he visto atardecer, y cuando ya no me quedaban suspiros, me he dejado aconsejar por la brisa que en la noche me acompañaba mientras veía las estrellas. Si de algo me arrepiento es de haberme ido del Espino sin compartir esas cosas para las que no he tenido tiempo con tanto ajetreo. Ahora, pues tengo una espina clavada en el alma, y un montón de ilusiones por las que voy a luchar.


También aprovecho para decirle a los granadinos que su ciudad es de las pocas que me quitan la respiración cuando paseo por ella, y cuando me quedo embobado contemplando la Alhambra, desde San Nicolás. Espero que pueda haceros una visita pronto, si no os adelantáis vosotros.

jueves, 26 de julio de 2007

El_Ciento_por_Uno


Un Espino para dar el Ciento por 1. Un reto enorme para un acompañante que veía que el mundo se le venía encima. Para alguien que confiaba tan poco en sí mismo que no creía que nadie pudiese aprender nada de él. Un hombre silencioso simplemente por el miedo a abrirse demasiado.

Un Espino marcado por los momentos sublimes, por esos instantes que se recuerdan después de muchos años y sigues riéndote como el primer día, por los segundos que te hacen esbozar una sonrisa o derramarse una lágrima de nostalgia. Quizá un poco exagerado ya que soy un sentimental y un optimista, además de un novato que cree que el mundo es maravilloso como si fuese su primer Espìno (y ya van 5...). Ahí van mis recuerdos, que quiero compartir con todos vosotros:



  • El viaje apoteósico con Diego y Cris hasta Miranda: la señora de Andújar, la vuelta turística por Córdoba, el Burger King del reggaeton en Chamartín, Paquito el chocolatero remezclao y las Supremas de Móstoles, la gimkana por el metro de Madrid, el niño potando en el tren, el hombre de la camiseta en llamas que subía la temperatura en Palencia, los gusanitos eternamente rancios pero que nos daba pena tirar, la estación sin salida de Miranda...

  • La carrerilla hablando de la galleguiña.

  • Marcos con la raya al lao y vestío de pijo.

  • ¡ No es Supermán, es Bonilla disfrazado que te quiere saludar. Mira que ya está aquí, el Espino 100x1 te invitamos a vivir! Gracias SuperPeter!

  • El grito del espino sin duda, traído desde PS por Yrizar: Acompañanteees! Auuu!

  • Las noches de incertidumbre en el cuarto de Cris y Maca en las que los acompañantes no sabíamos que iba a ser de nuestra vida...

  • Diego y su habilidad para no mancharse aun pintando toda una planta

  • Los esfuerzos de Maca y míos por entender a Juan Ramón, lo que se resumió en : This is This is, I love tennis, Yeah!

  • Los cabreos de Sergio en la Casita y el glorioso día en que le quitó al Canina el megáfono

  • Los piques jugando al Chinchón, y las trampas de Lauri mirándole las cartas a Carlitos

  • La tarde insufrible frotando el suelo del módulo 4 sin resultado aparente...

  • El día que Juan Carlos me derramó el café hirviendo en la mano sana...

  • Los marcadores del grupo de interés de Laureano, y el marcador interactivo de David!

  • El portar la cruz de la misión entre todos los acompañantes

  • La aventura de Fran y mía la noche de la adoración para ver si los módulos estaban abiertos.

  • Las peticiones de David y Marta, y por supuesto el chiste de David la noche del martes

  • El discurso de Rafa como rey Alfonso en la Iglesia

  • La canción que me emocionó: Yo soy la Luz del Mundo

  • El concierto de Blanco Gas: gracias chicos por dejaros ver para los que no vivimos en Madrid y nos gusta vuestra música.

  • Las veces que Diego dijo "Huele a sudor" en lugar de "Escuece el sol" en la canción Soy Yo

  • Glasgooow, Glasgooow, lololooolololooolololooo!!!

  • Francis en la acogida que consiguió de pesao que comiera albóndigas.

  • Las nominaciones de antes de acostarse.

  • La habilidad de Angelines para reutilizar el pollo durante toda la semana

  • Las cruces que Sugus trajo de Honduras

  • La ausencia de mi mitad cristiana: Isa

  • Mi compi Marta y nuestros atracones de trigo en medio del grupo de edad

  • La noche de las estrellas, con Emi a un lado y Marta roncando en el otro

  • La sonrisa de Laura que hacía tanto tiempo que no veía así

  • Vamos Miguelitooo, vamos campeón!!!!!!

  • Mi grupo de edad, que dió fruto aunque no lo pareciese en un principio...

  • La pulsera de Paloma y todas la que yo he regalado...

  • Mis charlitas en plan padrazo el día de desierto

  • El trauma de ¿y mis niños por qué no lloran?

  • El miedo a que el himno fuera demasiado cursi

  • El rato increíble de acompañantes en el césped de San Alfonso el sábado por la tarde con Emi y Marta

  • La risa de Julián: indescriptible

  • Mi testimonio como representante del Espino 2003: Vente!

  • Santi siempre atento por si decíamos alguna parida cantarnos la canción del Club de la Comedia

  • Los 10 minutos con Rebeca en el bus de vuelta

  • Cristina Countryside implacable con los módulos

  • Cele y Sori y su trabajo durante toda la semana

  • El Gloria Hondureño y la imagen de Carmen Navarrete de un peruano subiendo al Machu Pichu en llama.

  • El vídeo de Damián desde Italia

  • La eterna amabilidad de Elena Iglesias: eres mi ídolo

  • Los "Mucha Paaaz" de Sarita

  • El paseo con Luis por los trigales y la charla con Oscar en las toallas

  • Los besos porque sí de Maca

  • Los abrazos que te taladran el alma mientras suena Nada nos separará, y te contienes las lágrimas

  • La voz de bajo profundo de David que llena toda la iglesia

  • El Chino Cudeiro. Sergio, te viene al dedillo

  • Los 10 minutos de ojos cerrados en la oración de la mañana, en los que luchábamos por no dormirnos

  • Que me tocara ser una niña ciega de 12 años en el juego de los refugiados

  • Emilio y sus campanas

  • Que por fin Sevilla ganó el campeonato de futbito

  • El esfuerzo de Candy y David por que saliera adelante el juego de rol

  • Las reuniones de acompañantes y el cafelito!

  • Las veces que me he quedado embobado en la oración de la noche mirando las manos de Yrizar en el piano

  • La Biblia: esa gran desconocida que ahora me encanta

  • La decoración que nadie comprendía de Francis en la Iglesia: era muy bonita, pero lo siento, no se entendía

  • Las palmadas en la espalda y las palabras de aliento en cada momento que flaqueé

  • El look jipi en decrescendo de Paula...jejeje

  • Tantos sueños que ni siquiera tenía, y que ahora están en marcha gracias a Trigo, que me mandó a algo que ni siquiera deseaba

  • Los niños de mi cuarto: Pery, Loras (los 2) y Chino, vais en el corazón

  • El torneo de yogures y las bendiciones de la mesa

  • Y tantas otras cosas, susurros, palabras, miradas, que se me escapan pero que cada año me despiertan por dentro para poder dar todo lo que pueda a los demás.

Un Espino para dar el 100x1, y por supuesto, para seguir adelante con los sueños que aún nos quedan, que no son pocos. Gracias a los nuevos compañeros de viaje y a los que se quedaron por el camino.

sábado, 30 de junio de 2007

¿Hay vida antes del café?


Antes de pensar el título del blog, ya sabía que se llamaría así.


Si hay un lugar en el que no me importe pasar las horas muertas es en un café, entre las mesas de madera, entre el olor de los posos, entre el silbido estruendoso de las cafeteras viejas que gritan desesperadas.


En la mesa del rincón, aquella que parece que se puso intencionadamente para que sólo puedan ocuparla dos personas, o una en épocas de escasez de compañía y necesidad de soledades.


La mesa sobre la que se abren los libros más dispares, donde se apoyan los cuadernos y se hace ruido con los bolígrafos esperando que acuda la idea soñada.


Sólo ante el café, la taza es testigo del devenir del tiempo, de la calidez delos labios, de la frialdad de una mano decepcionada, de la mirada triste que se refleja en el espejo tostado del café. Sólo el tintineo de la taza sobre el plato indica que la realidad está ahí aunque tu no lo estés.


Por eso elegí el café. La mesa en la que pienso, la mesa en la que siento, la mesa que me dió los motivos para seguir o la fuerza para abandonar, la que me dió oportunidad de reír y me hizo contener la lágrimas para no llorar. La mesa en la que se apoyan mis sueños, mis mejores ideas y mis peores locuras.


Desde éste café te miro a tí a los ojos. A tí que lees los míos y te preguntas que barbaridad voy a soltar dentro de un segundo. A tí que un día me echaste de menos, a tí que me contaste tus problemas, a tí que hiciste que se me enfriara el café de tanto reírme, a tí que pediste cola cao para recordarme que por mucho que queramos, seguimos siendo niños...A lo que llenaron la silla de enfrente, y se sentaron fuera aunque era invierno o anduvieron 2 kilómetros sólo para encontrar un Starbucks, porque el café allí sabe distinto...


A los que tomaron café en la mesa del rincón y a los que lo tomarán.

Vientos del pueblo me llevan


Vientos del pueblo me llevan,

vientos del pueblo me arrastran,

me esparcen el corazón

y me aventan la garganta.


Los bueyes doblan la frente,

impotentemente mansa,

delante de los castigos:

los leones la levantan

y al mismo tiempo castigan

con su clamorosa zarpa.


No soy de un pueblo de bueyes,

que soy de un pueblo que embargan

yacimientos de leones,

desfiladeros de águilas

y cordilleras de toros

con el orgullo en el asta.



Nunca medraron los bueyes

en los páramos de España.


¿Quién habló de echar un yugo

sobre el cuello de esta raza?

¿Quién ha puesto al huracán

jamás ni yugos ni trabas,

ni quién al rayo detuvo

prisionero en una jaula?


Asturianos de braveza,

vascos de piedra blindada,

valencianos de alegría

y castellanos de alma,

labrados como la tierra

y airosos como las alas;

andaluces de relámpagos,

nacidos entre guitarras

y forjados en los yunques

torrenciales de las lágrimas;

extremeños de centeno,

gallegos de lluvia y calma,

catalanes de firmeza,

aragoneses de casta,

murcianos de dinamita

frutalmente propagada,

leoneses, navarros, dueños

del hambre, el sudor y el hacha,

reyes de la minería

señores de la labranza,

hombres que entre las raíces,

como raíces gallardas,

vais de la vida a la muerte,

vais de la nada a la nada:

yugos os quieren poner

gentes de hierba mala,

yugos que habréis de dejar

rotos sobre sus espaldas.


Crepúsculo de los bueyes,

está despuntando el alba.


Los bueyes mueren vestidos

de humildad y olor de cuadra:

las águilas, los leones y los toros de arrogancia,

y detrás de ellos, el cielo

ni se enturbia ni se acaba.



La agonía de los bueyes

tiene pequeña la cara,

la del animal varón

toda la creación agranda.


Si me muero, que muera

con la cabeza muy alta.



Muerto y veinte veces muerto,

la boca contra la grama,

tendré apretados los dientes

y decidida la barba.


Cantando espero a la muerte,

que hay ruiseñores que cantan

encima de los fusiles

y en medio de las batallas.


Miguel Hernández

martes, 19 de junio de 2007



Entre los gloriosos muros



Quien diseñó el teatro de la Ópera de Munich, aquel que con su esfuerzo, memoria de arquitecto y estilismo neoclásico imperante en toda Prusia, levantó los sillares de piedra de un teatro dedicado a la belleza, no pudo ser otro que un loco.
Quizá un enamorado de tiempos pasados, un espíritu optimista ante la adversidad, un ser enamorado y por ello, maldito.
Un teatro que vió nacer por vez primera los acordes hermosos del Tristán e Isolda, del tantas veces calumniado Wagner, una obra en la que la protagonista muere de amor ante el amado muerto, como sólo en los sueños de Bécquer podía ocurrir.
Y no es curioso al menos, que la misma cúpula dormida por el sopor del tiempo y del silencio, tuviera que encerrar tanta hermosura, y derrumbarse al mismo tiempo ante el horror de un hombre, que en su afán de matar, ni siquiera respeta la belleza...
El Teatro de la Ópera de Munich es un lugar desgraciado a la vez que solemne. Los aviones aliados de la Guerra más sangrienta de la Historia, arrasaron sus bóvedas de escayola, ardieron sus cortinas de terciopelo, la madera de las butacas y se derritieron los frescos con las llamas. Habiendo ardido dos veces a lo largo de su historia, volvía el templo del arte a consumirse bajo el fuego del odio entre hermanos. Volvió a pagar la belleza, lo único por lo que el ser humano merece ser alabado, el arte que se derrama del corazón, volvió a pagar por tanta falta de fe.
Muerto ya el insigne Wagner, ajeno a lo que ocurría en el teatro en el que alcanzó la gloria con su obra más tremendamente bella, por los siglos de los siglos, había pagado en sus carnes el terror de ser el músico favorito de un tirano. Un Wagner que pasa a la Historia por ser el autor de La Cabalgata de la Walkyrias, la marcha que guiaba los pies de los nazis en su destrucción de Europa, y no sin embargo, por haber compuesto uno de los amaneceres más preciosos en la Obertura de su ópera Lohengrin, cuando la música se transforma en tiempo. Injusto que se le odie por algo que ni siquiera él llegó a ver con sus propios ojos, por algo que nació del rencor y no del espíritu, como fue concebida la música allá en el principio de los tiempos.
Y un sólo testigo: la Ópera de Munich, tantas veces asolada y tantas otras levantada con la fuerza del corazón, con la ilusión de los que aún creen en los sueños, en esa utopía cultural que embriaga cada rincón que tocó el romanticismo alemán con su pluma apasionada. Un templo soberbio, frágil al mismo tiempo como la propia felicidad, pero colosal como s mensaje: lo hermoso del hombre siempre renace de sus cenizas, por mucho que queramos enterrarlo, porque las voces del alma siempre resuenan en nuestro interior esperando una oportunidad, esos momentos a los que llamamos "felicidad", que igual que se derrumban, vuelven a levantarse para hacernos morir de amor, como a la insigne Isolda, aunque sea sólo un sueño que nos deje dulces los labios y cálida el alma.