martes, 25 de agosto de 2009

Espacio Vital



Desde siempre he sido un defensor a ultranza de lo que el posmodernismo ha denominado "espacio vital". Es ese área delimitada y variable que rodea a cada ser humano y que le pertenece. Cualquier intrusión, sea por los motivos que sea, puede ser considerada una agresión, una provocación de desequilibrio que puede desembocar en reacciones desagradables y generalmente a la defensiva.

Sin embargo, el espacio vital, también es uno de esos aspectos que ha variado a medida que he ido creciendo. Ayer mismo, leía en mi bandeja de correo, en ese apartado que se denomina "borradores", un correo de principios de 2006. Terrible, absolutamente exagerado, provocado por un desengaño amoroso, no fui capaz de reconocerme detrás de aquellas palabras. Tuve que releerlo para cerciorarme que era yo quien escribía. Mi espacio vital impenetrable de aquel momento no tiene nada que ver con lo que tengo ahora.

De hecho sucede en mi algo extraño. En 3 años han cambiado mis amistades, mis prioridades, mi forma de pensar y hasta mi manera de actuar. Hace menos de un lustro, pensaba que el saber, que la superación personal definitiva se encontraba detrás del trabajo académico, de la rutina. Ahora me sorprendo a mi mismo exprimiendo cada momento, aprendiendo de las personas lo que no soy capaz de encontrar en los libros.

A cada paso, a cada viaje, a cada nuevo personaje que me encuentro, le saco una lección. Ya no tengo espacio vital, ni quiero tenerlo. Llevo demasiado tiempo protegiéndome de algo que no termina de suceder. He comprendido que mi vida no puede crecer al máximo (a jopo) si cargo cada día con esa burbuja que me rodea. Mi vida es más desgraciada si no dejo que la gente entre en ella.

Cuando te deshaces de la burbuja corres el riesgo de que el amor te haga el doble de daño, que te dispare a quemarropa y a traición. Corres el riesgo de que las despedidas acaben siempre en lágrimas, y de que las traiciones te duelan más de la cuenta. Vivir es arriesgar, y hasta ahora no tenía ni idea.

Implicarte con las personas, abrir de par en par tu espacio vital, a veces te lleva a conversaciones inesperadas, a abrazos tan fuertes que sientes la respiración del otro en tu propio pecho, a que te lleguen las canciones como si te hablaran a ti (pero no de un modo adolescente, sino como si tú mismo hubieses escrito los versos). Es el precio a pagar. ¿Es natural que no pueda ser feliz sin las personas a las que quiero?¿Estoy loco por tener nostalgia de los que están lejos?¿Es excéntrico agarrarme a cada minuto como si fuera el más feliz de mi vida, aprovechar cada segundo?

No hay manera más brutal de romper un espacio vital que mirando fijamente a los ojos en el silencio. Es el único gesto que me desarma por completo. Si me miras fijamente, me quedo sin palabras (yo, que escribo estas parrafadas indigestas). No reacciono, me sumerjo en el interior de quien me mira y me siento intimidado, desnudo, con todos mis secretos puestos en bandeja de plata. Es el último paso que me queda por dar.

Mi espacio vital se rompió poco a poco, el cristal se agrietó hasta que a finales de este curso, se rompió en añicos. No escuché el estallar de los cristales, aunque algunos que están muy cerca de mi sí que los sintieron al pisarlos. Espacio vital abierto para no perderme nada de lo que la vida me regala. Aunque el dolor sea el doble, la felicidad también. Cuestión de proporción, aunque yo sea de letras.

¿Y tú?¿Sigues teniendo tu espacio vital?Porque si estás leyendo esto, probablemente formes parte del mío.

3 comentarios:

Amanda dijo...

La verdad es que me siento identificada porque también terminé rompiendo la burbuja contra todo pronóstico.Por cierto me gusta mucho tu blog,lo encontré hace tiempo creo que decidiendo dónde estudiar periodismo (como dato curioso). Saludos!

Miguel dijo...

gracias por comentar! me alegro qe te guste el blog, aunque son sólo locuras mías que pongo por escrito!!! Saludos!!

Anónimo dijo...

opino que el espacio vital no tiene porque ser una burbuja impenetrable, pero creo que si es importante ser consciente de ese espacio personal lleno de sensaciones, experiencias, imágenes, pensamientos... este es propio y tu decides lo que dejas entrar y que dejas fuera, para eso es importante conocer los límites de ese espacio.
Saludos!!!