sábado, 19 de julio de 2008

Defensa de un músico llamado Pablo

Sí, lo reconozco: veo Operación Triunfo. En otros países lo conocen como American Idol o Star Academy. Creo que es de los pocos "realities" que no hacen daño a nadie. Un infeliz me dijo una vez que era un programa de valores anticristianos porque el triunfo de unos se basa en el fracaso de otros. Espero que esa persona se haya dado cuenta de cómo funciona el mundo...

No lo considero ni mejor ni peor. Simplemente un programa con el que al menos me entretenía (que odie a Risto no significa que el resto del programa sea una basura...). Un programa en el que 16 concursantes aspiran a la fama musical, y en el que el público (injusto, incapacitado y a veces, borrego) es soberano.

Este año un publicista al que antes cité y que forma parte del jurado, ha emprendido su propia guerra: hacer que gane la concursante que él dice que debe ganar, una tal Virginia que por haber nacido con una voz más aguda de lo normal, va directa hacia el éxito.
Desde el primer día el Sr. Mejide, profesor de Creatividad en la Pompeu Fabra, ha mostrado su favoritismo por la pequeña "niña azul", que no tiene otro mérito que haber cantado relativamente bien en la última gala, después de 13 galas desastrosas.

A partir de esto, y teniendo en cuenta que Risto ha conseguido lo que quería, plantar a Virginia en la final, me siento en la obligación de decirle a la audiencia que no votan lo que quieren, sino que el publicista, como buen publicista por cierto, les ha hecho creer que sus actos responden a una decisión propia. Magnífica la labor, pero ingenuo el público que cree que es soberano.

Y a partir de esta reflexión, quiero como músico, y quizá dejándome llevar por esa soberbia que dice mi madre que tengo de creer que siempre llevo la razón, defender a otro como yo, un concursante llamado Pablo, malagueño y espléndido. Natural, fresco, con la soberbia del que sabe lo que cuesta llegar a algún sitio sin perder el estilo y los ideales por el camino, el de Fuengirola se ha colocado en la final sin haber caído en ninguna gala. Preocupado por no desafinar y por darlo todo en los 3 minutos que le dan cada martes, sin meterse en peleas, sin hartarse de llorar por los rincones de la Academia, y siempre pegado al piano, ese maravilloso instrumento en el que alcanza lo máximo de sí mismo.


Puede que muchos no seáis seguidores de OT, puede que muchos incluso odiéis el programa, y creedme que lo entiendo perfectamente, pero si alguna vez habéis luchado por algo y os han quitado vuestro sueño, votad a Pablo.

Sé que soy un músico, sé que soy periodista, sé que soy compositor y escritor ocasional, y en todas mis facetas soy fiel a lo que quiero hacer. Aprendo, corrijo, rectifico y rasgo pliegos de papel, porque aunque soy soberbio (porque lo soy cuando mi faceta de artista me lleva por el mal camino), necesito beber de lo que sucede, empaparme de lo que me rodea, probar lo novedoso. Ahora resulta que por fin alguien cualificado llega a un programa que, en su sexta edición, parecía estar más cerca de desaparecer, y ¿realmente debe ganar? Quizá no, pero sí tener una oportunidad. Ha demostrado que es un músico, con una trayectoria de trabajo, y bien sé que cuesta llegar a algún lado con esto del arte.
Como una vez le dije a mi querida Isa, el arte es lo más grandioso que puede hacer un ser humano, es lo único que puede hacernos sentir como Dios. Cuando creamos, somos realmente libres.

Para mí, Pablo representa en OT a una generación a la que los snobs no aceptan porque no son transgresores, pero el vulgo tampoco, porque no son como todo el mundo. Una generación perdida de artistas que busca un sitio que ni siquiera sabe si existe. Una generación a la que creo que pertenezco, más por intuición que por certeza, y a la que un día se pondrá en su lugar. Por eso defiendo a Pablo López, a un malagueño que formó su grupo y se pasó las noches en vela componiendo, y al que llamaban loco porque tarareaba por la calle y se perdía en los folios horas y horas sin sueño, ni hambre, ni dolor.

Porque si no defendemos lo que representa el esfuerzo y la brillantez, si no abrimos nuestras mentes a los que se levantan cada día soñando ser música, literatura, teatro o pintura, ¿qué nos queda de humanos? ¿qué hay de grandioso en el hombre si no es capaz de hacer llorar de emoción o de consolar un llanto?

Por eso, veo en Pablo algo de mí, algo de esa parte mía que se esconde, algo de todo eso que tengo por dar y que no me atrevo. Quiénes sepan algo de mí, saben que amo mis bolígrafos y mis papeles, que tarareo constantemente porque tengo música en la cabeza, y que si me siento al piano o al arpa, embobado, me transporto a otra dimensión, de la que a veces ni los gritos me sacan.

Por una generación de gente con valores y mucha ilusión, que se ha pegado muchos batacazos y que no se conforma con un NO, por esa generación brindo hoy, con la mirada puesta en una final en la que espero que gane quien se lo merece y no quien recibe cientos de llamadas de gente aburrida que acata sin rechistar las órdenes del primer "cantamañanas" que aparece en la caja tonta.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jaja tio, toda la razón, Pablo es una artistazo, siempre inquieto mentalmente y con ganas de expresar con música lo que lleva dentro, tiene un don y va a triunfar. Mondri

Ismoga dijo...

Bueno nen, no sé que quieres que te diga... El otro día cuando leí el post, me quedé un poco blanca. De qué te voy a dar yo my opinión... No veo Operación Triunfo, lo siento, pero ya sabes lo que pienso de la televisión, que no vale nada de nada. Tampoco puedo opinar musicalmente hablando, ya me conoces, un oído en frente del otro, y poca idea al respecto.

Mi opinión, puedes pedírmela por que hablas de un publicista, ¿Quizá? Pues verás, a mi me han enseñado que los publicistas, cuando hablan, son capaces de deleitar, de convencer a las personas que les oyen con sus argumentos y su razonamientos, que son dignos de ser oídos, pues nunca aburren, como se suele decir, tienen "labia". Dicho todo lo cual, no creo que el señor Risto que no hace otra cosa que ser la persona más borde que he vistosea el publicista por antonomasia. Si cómo máxima del publicista tomamos el vender, podemos decir que sí, que lo ha conseguido, pero a cambo de ser el bufón de la corte de OT. Si a eso le unimos las gafitas como colofón de su atuendo... tenemos el cuadro completo. No, no es mi ejemplo a seguir.

Volviendo a tu concursante favorito. Espero que gane. No porque a mi me guste, no se siquiea si tiene voz de gato o no, sino porque si eso te dice algo, te da un poco de ánimo acerca de tu futuro, de lo que vales, de lo que te mereces conseguir adelante. Pero yo prefiero decirte que vales muchísimo, que lo estás haciendo genial, que no abandones la música del todo, pero que el periodismo te brindará muchas oportunidades, de eso no cabe duda. Porque eres impresionante a los ojos de quien quiera que te observe.

Deja de ver programas de televisión pensados para chavales de 15 años, y cree más en tí mismo. Te espero en Londres.

Andrew Pyott dijo...

Muy interesante el artículo. Me alegro que veas todas esas cosas en Pablo, y que haya gente del mundillo que tambien se de cuenta del valor de ser músico y lo que representa eso. Espero que sigas pendiente de la trayectoria de este artista, y te deseo toda la suerte del mundo en la persecución de tus sueños. Un abrazo.

http://pablolopezot.blogspot.com