lunes, 16 de noviembre de 2009

Metro de Madrid


Línea 1_ Bilbao. Allí comenzó todo. La primera vez que prometí allá por mi segundo espino, que iría a Madrid, resultó en mi primer viaje solo junto al Numa a la capital de España hace ya siete años. Apenas conocía a aquel chulillo con acento 'Canto del Loco' llamado Sergio, y sólo de cafetear conocía a una Laura a la que nuestro viaje a la inversa le resulta ya más que cotidiano. Mi primera visión de Madrid fue nocturna, en un octubre más frío de lo normal, al salir de una boca de metro en la Glorieta de Bilbao. Posiblemente es la imagen que me hizo enamorarme de Madrid: las luces, la suntuosidad de los edificios, el aire frío que me azotaba el cuello, la amplitud de las avenidas. Todo. Rosa nos recibió en su propia casa y nos llevó a un Starbucks (en aquella época era impensable ver uno en Sevilla), y allí me reencontré con una de las personas que para mí le dan sentido a llorar cada año en la despedida del Monasterio de Burgos que tan bien conozco. Bilbao me abrió los ojos a la ciudad maldita que llevó persiguiendo desde que comencé la carrera, y a la que el pasado viernes le gané la partida
.
Línea 2_ Sevilla. Parece mentira que s
ea yo el que abandoné la ciudad donde he pasado toda mi vida. Como una especie de transposición, éramos nosotros los que el pasado septiembre nos hacíamos la foto con Belén en la calle Madrid, aledaña a nuestra Plaza Nueva. Ahora soy yo el que va a la capital a hacerse la foto con una parada de metro llamada Sevilla. Me vuelvo loco sólo de pensar que dejo aquí los símbolos que forman parte de mi imaginario, el único que tengo, el único que he conocido. Dejo atrás, como ya dejó Cristina hace un año, el frescor de las riberas del Guadalquivir, la sensación del adoquín bajo los pies por la Cuesta del Rosario camino de la Alfalfa, el bullicio de San Jacinto al caer la tarde trianera, el olor a incienso del puesto cartujano de la esquina de Tetuán... todos los tópicos y lo que no son tópicos de una ciudad que ha sido mi pasado y que aún es mi presente, incierto presente que me catapulta a la meseta, al frío seco de diciembre y a la noche desangelada (allí, todo es a lo grande, y los encuentros casuales cuando sales de marcha, casi imposibles). Cierro los ojos e intento grabar en este mes que me queda el skyline de esta gloriosa urbe, para no olvidar quién soy: de la esbelta Giralda a la simetría de las torres de la Plaza de España, de la verticalidad de los puentes de la Expo a la irregularidad de las espadañas en el casco histórico.

Línea 3_ Plaza de España. De manera figurada, realmente Madrid es la plaza mayor de España. En ella confluyen los caminos, que en esta ocasión no conducen a Roma. En ella ponen la mirada muchos periodistas que, como yo, sueñan con participar en las redacciones de los medios nacionales. El camino para la prensa siempre conduce a Madrid, o si acaso, más lejos. Madrid es La Meca para aquellos que nos escondemos tras las hojas tintadas en blanco y negro. Madrid será, si Dios quiere, la prueba de fuego.

Línea 4_
Alonso Martínez. La parada más utilizada en la última visita. Junto a Alonso Martínez estaba el Burger King en el que se produjo el episodio del móvil de Mary Jane, allí tomé el metro para mi entrevista en El País, allí compramos las provisiones para el almuerzo en el Retiro, visitamos la tienda Fox, y allí quedé con Sergio después de mi primer exámen. Alonso Martínez puede decirse que es la entrada más sentimental del metro, la accesible, a pesar de estar rodeada de andamios. La única desde la que sabemos el camino a "casa". Subiendo por Sagasta, la segunda a la derecha toda hacia arriba hasta el piso de 'Friends'. Qué recuerdos...

Línea 5_ Suances. El destino. El futuro. La parada de la línea verde esperanza que me lleva hasta la Escuela del master. El sueño que creía que no se cumpliría, que ha resultado cumplirse, a pesar de que yo no lo haya asimilado aún. El destino, como decía, de mis pasos, en este año que entra. Suances es la parada desconocida que no me sonaba de nada, pero que me conduce hasta la calle Miguel Yuste, donde residiré mañana y tarde a partir de enero. ¿Miedo? Más del que pensaba.

Línea 6_ Méndez Álvaro. La línea circular de Madrid que no da vueltas es uno de los símbolos de que en Madrid hay mucho de sorpresa y deja poco espacio a la planifica
ción. La parada de metro alberga sobre sí misma la Estación del Sur de autobuses, lo primero que pisas de Madrid si eres un estudiante y optas por un viaje baratito de 7 horas desde Sevilla. El lugar al que más deseas llegar y del que más pena te da marcharte. Es el principio y el fin de muchos reencuentros, son las lágrimas y las sonrisas del que ve una cara amiga bajar del autocar, y es el amargo sabor del adiós que empaña unos ojos hasta volverlos vidriosos. Es la frase exagerada de aquella que prefiere que su novio no venga con tal de no tener que pasar por el sufrimiento de decirle adiós.

Línea 7_ Avenida de América. Fue antes de marcharme al Espino. Era
una utopía. No pensaba siquiera en que algún día consiguiera hacer de aquella red subterránea una realidad cotidiana. Y ahora, cuando menos lo esperaba, se cumple. En aquella parada me quedé atascado en el torno, porque con el arpa celta colgada a la espalda, no podía cruzar la estrechez de la plataforma metálica. Al otro lado, David, Mari Ro, Santi y Cris. Qué distinta aquella estancia de esta última, a pesar de que sólo las separaban 4 meses, cuántas cosas habían cambiado y qué de actitudes trastornadas por sabe Dios qué, por dejarse llevar por la especulación y no hablar cuando hay que hablar. Qué de cambios...


Línea 8_ Nuevos Ministerios. Hasta allí me llevó el Cercanías tras el segundo exámen del master, vacío casi como sábado que era. Estaba dentro y no podía evitar recordar aquellos trenes del 2004, aquellos trenes desgarrados que marcaron un antes y un después en la Historia de este país. Aquellos trenes que se llevaron por delante la alegría de todo un país, que hizo que temblara Europa con el dolor más penetrante que puede sentir una sociedad: la de saber que son tan frágiles, que se les puede matar por centurias aunque no tengan nada que ver con un conflicto que parecía lejano.

Línea 9_ Plaza de Castilla. Nunca
en mi vida me he montado en la línea morada, pero pasa por el eje de comunicaciones y transportes de Plaza de Castilla. Cerca de allí está Félix Boix, una de las parroquias de Madrid donde asistí a aquel curso de voluntariado. Parece que ha llovido tanto desde entonces... Lo único nuevo que ahora veo es lo que me enseñó Andriu aquella mañana de octubre en coche, el tremendo obelisco de Calatrava, una pluma dorada que rellena el triángulo de las Torres Kio. Me parece arrogante, y que no pega con este Madrid al que amo. Es hiriente, como un tremendo puñal, doloroso. Aquella mañana en el coche supongo que mi piloto notó mi cara de asco cuando lo ví. Era una representación de arrogancia de otra época, que no encaja con mi visión utópica de esta ciudad. Lo borro de mi imaginación: no quiero recordarlo.

Línea 10_ Santiago Bernabéu. Con nostalgia, no puedo negarlo, recuerdo a mis compañeros de deportes en Canal Sur. Y seguro que están orgullosos de mí, porque esto es un gran paso. No se lo he contado a nadie, pero cu
ando me preguntaron en la entrevista por periodistas de referencia, no me fui por las ramas: entre los citados puse a mis compañeros de deportes de los que tanto aprendí. Con nombres y apellidos. Probablemente no supieran quiénes son, no tienen nombres conocidos ni salen a menudo en la televisión hipermaquillados, pero son mis mentores, son los que me dieron la palmada en el hombro y la guantá, cuando me internaba en el desconocido mundo del deporte. Para mí son modelos, porque llegan cada día a su trabajo ilusionados, enamorados de la radio como el primer día, y para mí eso es la Vida.

Línea R_ Ópera. Y me queda la nostalgia, ese saber que dejo de pertenecer a Sevilla28, que dejo los proyectos interrumpidos, congelados en hielo. Y dejo la música que en Madrid sale del Teatro Real, de la Ópera, y de tantos otros sitios... pero no es Sevilla. Y cada domingo a las 18.30 miraré el reloj y desde Sevilla, mi Salvi no sentirá el calor de mis dedos. Y ya no habrá bandas sonoras de fondo en la consagración, ni señales de entrada en las canciones con la cabeza, ni miradas cómplices entre los instrumen
tistas, ni gestos de felicitación a los solistas. Y miraré la página web, aquel sueño que gracias a Candy y Mari Ro hicimos realidad, y escucharé el disco, aquel que pretende resarcirnos del mal sabor de boca del disco del 25 aniversario del Espino para el que ni siquiera existimos, aquel en el que pretendemos demostrar que Andalucía (Granada y Sevilla) inician una nueva etapa en la que reina la concordia y la estrecha hermandad. Y me dejo la mitad de mí en ese coro al que me aferro como a un clavo ardiendo, y prefiero no creerme que me voy, porque tengo que montarme en este vagón al que tanto me ha costado acceder, pero me va a doler darme cuenta todo lo que me dejo en el andén. A los que me dicen, cabreados, que no se alegran de mi marcha, cabe decirles que en cierto modo, yo tampoco. Pero los trenes sólo pasan una vez, y esta vez no puedo quedarme en tierra.

4 comentarios:

José María Aguilar dijo...

What? ¿Qué parte de que seguirás siendo el director de Sevilla28 no quieres entender? :P

PD: qué de "sutilezas"...

MariRo_10N dijo...

¿Pero tú no sabes que tienes que poner las canciones desde Madrid?
Vamos, ¿para qué crees que creamos la web? jajaja


¡¡Digo lo mismo que mi hermano!! =D

Falete dijo...

Sevilla es una ciudad encantada. Madrid es una ciudad que te encanta.

Y la imagen más bonita está precisamente ahí. Has dado con el punto G de la capital de España: sus túneles. Ahí, los cercanías y los metros llevan miles de vidas cada mañana, con sus mundos, sus quehaceres... con la protección de un sol naciente al que tapa la tierra.

Anónimo dijo...

Hola...tengo un arpa prima 38, y ahora le he comprado una funda de transporte, pero va a ser que sigue siendo imposible colgarme eso d 12 kilos en la espalda o como se debe poner....