sábado, 24 de enero de 2009

Suele pasar que...

Suele pasar en las grandes fiestas que cuando uno bosteza, todo le siguen. Suele pasar que cuando uno se va, todos huyen despavoridos. Suele pasar que nadie se atreve a partir la tarta aunque esté deseando. Suele pasar que cuando hay tanta gente, la cosa no termina de funcionar, sobre todo si las partes no quieren.
A veces me cuestiono seriamente a qué jugamos. Si las cosas de las que hacemos un mundo realmente importan, o es otra chorrada que me invento como excusa para no arriesgarme más. Si nos da miedo implicarnos tanto que el que está enfrente llegue a encontrar aquello que escondemos como una maldición.
Por mucho que nos conozcamos, por muchas horas que se pasen con una persona, siempre queda ese punto ciego que intuímos que existe, pero del que nada sabemos. Las personas que tienen ese punto ciego y te miran a los ojos con la inocencia del que se cree que nadie lo descubrirá nunca, son las personas que me interesan. Porque en el fondo saben que hay cosas que no se desvelan así como así, y que hay que ganárselas.
Y suele pasar que esos momentos de revelación se dan en los lugares más insospechados, de manera espontánea. La silla de un teatro, el camino a casa de la facultad, la máquina de café del trabajo, la puerta de la Iglesia, la sala de ordenadores o un coche en la oscuridad de una noche de domingo. Son momentos de descuido, momentos en los que bajamos la guardia y nos ganan la batalla.
Esos son los momentos que atesoro. Porque normalmente no se dan en las grandes fiestas, sino en los segundos efímeros que preceden a una conversación interesante. Y no digo que no me gusten las fiestas. Sólo que en las fiestas somos menos nosotros para ser un poco más cualquiera, y al final nos convertimos en alguien que no sabe quién es.
Ahora estoy recopilando todos esos suspiros, esas bajadas de guardia que te abrazan fuerte si te sientes solo. Y suele pasar que me olvido de lo realmente importante y me sigo quejando por lo que sólo me hace perder el tiempo y no me deja saborear cada ratito. De nuevo propósitos... a ver si esta vez no se quedan aquí.

2 comentarios:

Bayadère dijo...

Una muy buena (y bonita, oye) forma de contar algo que yo no hubiese sido capaz, pero que comparto por completo.
Son tan fugaces esos momentos, que enseguida los olvidamos.
En fin, espero que cumplas esos propósitos, que todavía le quedan muchos días a este 2009.
Besos

DarkMoMo dijo...

Miguel, que grata sorpresa que hayas visitado mi blog Intrahistoria. Lo tengo que remaquetar, actualmente resulta ilegible. Con tantos blogs, como no ponga orden, sólo mansho.

Por cierto enhorabuena por lo de Canal Sur, espero que la experiencia dure.